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El lunes sigue siendo lunes

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Buena dirección, buenos entrenadores, buen ambiente para trabajar y sentido común son las claves del éxito de Osasuna, Nápoles, Real Sociedad y Girona. Pero “el lunes”, para algunos equipos, como dijo Francisco Canal, director general de Osasuna, “seguirá siendo lunes”. Hace ocho años, Osasuna se encontraba en el peor momento de su historia tanto a nivel social como económico, a solo una derrota del descenso a Tercera División. El sábado, frente al Real Madrid, alcanzaron la segunda gran final en la historia del club. Su camino no habrá sido nada fácil, aunque desde fuera todo parezca muy natural. Y ya sabemos que lo natural, en el fútbol, puede ser más difícil que lo impuesto.

El éxito, al menos en Tajonar, no cambia absolutamente nada. Aunque para Osasuna el hecho de llegar a la final le dé acceso a la Supercopa de España, a jugar fuera, a recibir una aportación económica y a ser relacionado con los grandes, el club no perderá sus valores y, por supuesto, no cambiará los métodos de trabajo que tan bien le han funcionado hasta ahora. Como dijo Braulio Vázquez, su director deportivo: “No podemos normalizar algo que no es normal”. Y por eso, después de lo del sábado, Osasuna seguirá funcionando como lo ha hecho durante los últimos ocho años, con esa naturalidad, ADN Tajonar, que le ha llevado a lo más alto.

Algo parecido a lo que está viviendo el Nápoles de Spalletti, campeón de la Serie A. Practica un fútbol apasionado que encaja a la perfección con el delirio napolitano. Él lo explicó así: “Las posiciones son una etiqueta, los jugadores bailan de aquí para allá y la ocupación de los espacios es la clave de todo”. Pasó de ser campeón de invierno, sabiendo que los dos últimos campeones no habían conseguido ganar el Scudetto a la gloria. Es el tercer título liguero de su historia: el primero pos-Maradona.

Consiguieron lo que querían, (aunque sea por unos días), ser más importantes que los del norte, como cuando la tocaba Maradona. La temporada empezó mal, no pintaba bien. A Spalletti se le marcharon jugadores como Fabián Ruiz, Insigne, Koulibaly... Todo hacia presagiar un desastre de temporada y más con la llegada previa de otros menos conocidos como Osimhen, Kvaratskhelia o Lobotka. Pero con un entrenador que ha sacado lo mejor de cada uno de ellos (Lobotka, apenas contó para Gattuso y ahora es uno de los registi que mandan en el Calcio) y con el altísimo rendimiento que han dado en la liga y en la Champions, han dado la razón a Giuntoli, el director deportivo, y han hecho sonreír a De Laurentiis. De nuevo éxito de equipo, de club, de dirección deportiva y, sobre todo, de sentido común.