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El legado de Rudy sigue vivo

Empecé a escribir esta columna antes del inicio del Alemania-España, porque el resultado tampoco iba a condicionar mucho su contenido. Ganara o perdiera, luchara por el oro o por el bronce, la presencia de la Selección en este penúltimo partido en Berlín ya era un rotundo éxito. Finalmente será por el oro, lo que eleva el milagro a la categoría de hazaña. Este éxito tiene varios nombres propios, pero hoy quiero centrarlo en uno, en Rudy Fernández, que este viernes jugó su séptima semifinal en un Eurobasket, de los que ha ganado tres, que el domingo pueden ser cuatro. Hay dos grandes claves para fusionar a este equipo con siete debutantes, para unir a un grupo de transición diseñado a la estela de numerosas ausencias. Uno es Sergio Scariolo, el seleccionador, que ha moldeado su nueva obra a partir de lo que tenía. Cuando no hay grandes estrellas, la estrella es el grupo. El trabajo. Con el técnico a la batuta. La segunda clave es un intangible. Se trata del legado, de la historia, de la tradición, de la camiseta... Esos valores necesitan una correa de transmisión, alguien que traslade el espíritu. Ese líder, imprescindible, ha sido y es Rudy. Un doble campeón del mundo. El gran capitán.

La imagen de Rudy llorando tras remontar a Finlandia en cuartos define el alma del equipo y de su capitán. Fernández derramaba así su felicidad tras meter dos triples decisivos, tras tirarse por los suelos para recuperar balones… y tras echar una tremenda bronca a sus compañeros en el descanso para buscar su reacción. Sus palabras calan en el grupo, porque el grupo sabe que Rudy, a sus 37 años, es el primero que se deja el pellejo en la cancha. El alero no sólo transmite los valores de boquilla, sino que va con el ejemplo por delante. Y eso ha contagiado a sus jóvenes colegas, que este viernes se lo reconocieron con un manteo al final del partido. Esta España puede tener menos experiencia, o incluso menos talento, pero se sigue nutriendo de esa fuerza invisible. El legado se mantiene vivo. El milagro continúa… Con Rudy de jefe.