El Inter perdió su gran oportunidad
Visto lo visto, el 1-0 no fue mal resultado para el Atlético, que no jugó bien salvo un tramo, no largo, de la segunda parte, y que además hizo regalos innecesarios. En un partido muy estudiado y apretado, en el que ambos equipos andaban a la búsqueda de una rendija, el Atlético ofreció al menos tres muy claras, de las que por fortuna sólo la última fue penalizada. El ‘gol partita’, como dicen los italianos en estos casos, lo hizo Arnautovic, compensando así dos fallos previos. El resultado es inquietante para el Atlético, pero el Inter andará echando cuentas de los que se le escaparon, unos a causa de Oblak, otros por fallos propios, y eso le inquietará.
Simeone, muy cabulero, repitió con Llorente de delantero centro vistos los dos goles a Las Palmas, pero no era lo mismo. El Atlético sólo tuvo cierta capacidad para amenazar cuando entró Morata como referente, para entretener algo el balón y permitir al equipo acercarse. Con eso, los de Simeone arañaron incluso alguna oportunidad, pero el Inter nunca dejó de ser peligroso. Ataca bien y contraataca bien. Ayer lo único que hizo mal fue rematar. Va a ser duro de roer en el Metropolitano, pero el resultado permite esperar cualquier cosa en la vuelta. De algo podemos estar seguros: que será un partidazo entre dos equipos que tienen pizarra, calidad y coraje.
Y de Milán a Nápoles, donde el singular presidente Dino de Laurentiis ha cambiado de entrenador en la antevíspera del partido. Es el tercero del curso en el campeón del ‘scudetto’ pasado, cuyo conductor, Spalletti, salió harto del imposible trato con el presidente. Hoy dirige la selección italiana y el banquillo eléctrico del Nápoles lo ocupará Calzona, seleccionador eslovaco, que compaginará ambos cargos. A ese descalzaperros se enfrenta el Barça, que frente a esas convulsiones parece una laguna suiza. Eso sí, necesita pasar esta eliminatoria como el comer, porque lo único que le queda es hacer un papel digno en esta Champions.