El increíble Llull

“Vuelve a casa la persona que nos enseñó a ganar, la que creó nuestro estilo de baloncesto”. El pasado 13 de diciembre, horas antes del choque de Euroliga frente al Bayern, Sergio Llull lanzaba este mensaje de tributo sobre Pablo Laso, que se enfrentaba oficialmente por primera vez al equipo con el que escribió numerosos capítulos de gloria. Este martes, menos de un mes después, el Real Madrid visita Múnich para reencontrarse con su mítico extécnico, pero esta vez el halo de leyenda no brillará en el banquillo, sino en la cancha, donde el propio Llull pasará a la memoria del baloncesto blanco como el jugador con más partidos: 1.047.

El domingo, en el choque de la ACB frente al Baskonia, el menorquín empató con otro histórico, Felipe Reyes. Y en esta jornada, si juega en Alemania, y todo apunta a que así será, liderará el escalafón en solitario. Una cifra tan increíble como su apodo, que se desgrana en otros dígitos prodigiosos: 589 partidos de Liga, 394 de Euroliga, 37 de Copa, 35 de Supercopa y 2 de Intercontinental. Todo ello en 18 temporadas, otro registro récord que comparte con Rafa Rullán. Desde que desembarcó en mayo de 2007, ha cantado 26 títulos, 22 a las órdenes de su venerado Laso. El calendario ha sido simbólicamente caprichoso para celebrar el hito delante del entrenador que tanto le ha dado, y al que tanto le ha devuelto.

A sus 36 años, el rendimiento del actual Llull dista de aquel jugador explosivo, inventor de las mandarinas, que logró aglutinar 10 designaciones de MVP, entre ellas la de la Euroliga 2016-17. Pese a ello, su aportación sigue siendo muy relevante en la plantilla. Por su capitanía. Y porque el balón no le quema en las manos. El pasado 21 de mayo, El Increíble Llull metió la canasta decisiva para conquistar la Undécima ante el Olympiacos. Su valoración en la pista había sido de cero, pero a quién le importa eso… Fue la canasta de su vida, de una carrera larga y exitosa. De leyenda.