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El grito de Alcaraz

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Carlos Alcaraz reconoció después que había comenzado nervioso el partido. Que sentía el hormigueo de su primer cuarto de final en Wimbledon, de la Pista Central de la catedral de la hierba… Y de ese rival tan conocido para él, ese danés con quien ha competido desde niño: Holger Rune. En vísperas del duelo se habían viralizado las imágenes de ambos en Les Petits As 2017, los pequeños ases, el torneo infantil más prestigioso, que se disputa en Tarbes. Allí jugaron juntos en dobles, el rubio y el moreno, dos talentos de futuro que han confirmado su calidad en el circuito profesional. Alcaraz es ya el número uno mundial. Rune, el seis. El Grand Slam inglés nunca había acogido un choque de dos jóvenes menores de 21 años en esta ronda. Un dato que demuestra que estamos ante dos tenistas excepcionales, llamados a dominar el calendario durante mucho tiempo, quizá junto a Jannik Sinner, dos años mayor. Holger y Carlitos son rivales y amigos, dos muchachos revoltosos en la pista. Y eso también fue un añadido a la tensión inicial.

El primer set lo disputaron de poder a poder, sólo pudo resolverse en el desempate. En ese momento, Alcaraz pegó un grito, un alarido desgarrador. Luego contó que fue la manera de quitarse los nervios de encima. Una liberación. A partir de ahí, su tenis fluyó con magia, sin titubeos, hasta dominar a su oponente. “Cuando entras en la pista, no hay amigos”, dijo el español, que no tuvo piedad del danés. Aunque sólo se llevan seis días de diferencia, Alcaraz mostró más madurez. Carlos ha dado un mayor salto de calidad que Rune hasta la fecha. El nórdico tiene un tenis brillante, ya ha obtenido buenos resultados en la élite, como su triunfo sobre Novak Djokovic en el Masters 1.000 de París, pero aún no sabe manejar tan bien las emociones como Alcaraz. Ese veterano de 20 años que soltó la presión con un grito.