El debut soñado de Dani Olmo

Por fin debutó Dani Olmo con el Barça inscrito a tres días del cierre de mercado y después de perderse los dos primeros partidos. Salió en la segunda parte sustituyendo a Ferran Torres, Flick le colocó de mediapunta y su aparición cambió la cara a un equipo que había sido superado de entrada por un Rayo más intenso, enérgico y ambicioso. Olmo estrelló un balón al poste, marcó un gol y tuvo el hambre y las ganas que a sus compañeros les faltaba. Sospecho que quedarse sentado en la grada por culpa de un club incapaz de hacer los deberes por cuarto verano consecutivo le abrió el apetito y la victoria y el liderato en Vallecas volverán a servir de parapeto a Laporta y compañía.

El presidente que lleva anunciando desde el pasado mes de mayo que este verano podrían cumplir con la regla del 1:1, que contestó que podría hacer fichajes importantes cuando le preguntaron por Nico Williams, el experto en funambulismo, lo ha vuelto a hacer. Para inscribir a Olmo ha sido necesario regalar a Gündogan, ceder a Lenglet y a Vitor Roque, vender a Mika Faye y que la lesión de Christensen fuera certificada como de larga duración por tres traumatólogos de la comisión médica de LaLiga, así que la pregunta es obvia: ¿Cómo carajo pensaba inscribir a Williams?

A estas alturas a casi nadie le importa porque Dani Olmo ha tenido el debut soñado aunque fuera un poco tarde, el Barça es el único equipo que ha logrado sumar los nueve puntos en el inicio del campeonato, los adolescentes con Lamine Yamal a la cabeza ilusionan a un barcelonismo necesitado de referentes de la casa y Hansi Flick es el tipo tranquilo que se apaña con lo que hay y por ahora no hace un mal ruido, pero algún día habrá que preguntarse qué están aportando Laporta, familiares, amigos y conocidos, cuál es su plan, qué necesidad tienen de vender humo constantemente y por qué la mayoría de la masa social culé traga cuando la gestión, visto lo visto, consiste en sacar conejos de la chistera.