El crédito de la plantilla empieza a agotarse
Se dice mucho que el nivel de la Segunda División ha bajado, que no hay equipos dominadores que impongan la calidad de sus plantillas. Estoy de acuerdo, sólo en parte, con esa afirmación. Los once primeros clasificados están demostrando una enorme irregularidad y gracias a ello todos están en disposición de pelear por todo. Esa irregularidad y ese menor nivel futbolístico se ha traducido en una igualdad mucho mayor y en una competición tremendamente emocionante. Que a falta de nueve jornadas haya un pelotón de aspirantes tan contundente hay unos responsables claros y concretos, los equipos que no han hecho los deberes como deberían teniendo en cuenta su capacidad económica para planificar. Uno de ello, por supuesto, el Real Valladolid. No podemos responsabilizar a todos por igual. Hay unos claros culpables.
Elche y Real Valladolid son, de largo, los dos grandes ricos de la categoría con 23 y 16 millones para plantilla en el límite salarial del verano. El Racing de Santander, por ejemplo, contó con siete y el Racing de Ferrol, con cinco. El Leganés, el líder, no llegó a diez millones. Por tanto, el nivel que ha bajado es el de los poderosos, el del Elche, el del Valladolid. No se puede decir que el nivel del Racing o del Burgos haya bajado. No, ha subido. Por eso los que suspenden de verdad hasta ahora son esos grandes candidatos a subir, esos equipos que llegan de Primera División, hay que incluir también al Espanyol, que las están pasando canutas para sacar los partidos adelante.
Y después de 33 jornadas nada apunta a que las cosas vayan a cambiar mucho de aquí al final de la temporada. A los modestos se les ha dado la mano y ya te han cogido el brazo. Y no lo van a soltar. Estamos, pues, condenados a vivir nueve jornadas frenéticas, con más candidatos que nunca para luchar por el ascenso y donde cualquier fallo resultará letal por el cada vez menor tiempo existente para rectificar.
Para el Real Valladolid llega ahora un tramo aparentemente más suave de calendario, pero sólo en la teoría. Visitar Cartagena es acudir al campo del mejor equipo de la segunda vuelta. Mirandés, Amorebieta o Alcorcón recibirán a los de Pezzolano con el cuchillo entre los dientes porque se juegan la salvación. El conjunto blanquivioleta debe dejar de hacer el Don Tancredo lejos de casa y demostrar, de una vez, que es un candidato en el que se puede confiar. La primera prueba de fuego será el Cartagonova. Van ya cuatro meses sin ganar fuera de casa. La cifra es escandalosa habiéndose sumado solo tres puntos de 24, de risa.
O cambia este panorama de manera radical o la clasificación para el playoff correrá un serio peligro. Es que no vale ni el empate. El Valladolid necesita ganar y debe salir a por el partido. Puede que estemos ante la última gran oportunidad para volver a creer en que esta plantilla puede ser capaz de más. El crédito de Pezzolano se agotó tras la derrota de Ferrol. Sigue en el cargo de milagro, únicamente, por la decisión de Ronaldo. Pero, ojo. El crédito de los jugadores ya empieza también a agotarse. Deben dar un paso adelante. Que pierdan la confianza y el respaldo de los aficionados, que están a punto de hacerlo, puede ser letal de aquí al final de la competición.
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