El campeón alza la voz
Un equipo rehabilitado. La herida sangrante de Yeda está taponada y curada a base de golazos. Y goles son triunfos. Y los triunfos rescatan las ilusiones extraviadas en una tarde aciaga ante tu gran enemigo deportivo. Ante Celta, Las Palmas y Salzburgo la tropa de Ancelotti ha sumado 14 goles, una medicina feliz y eficaz que ha rescatado la sonrisa de un Bernabéu que sabe que su equipo está enrabietado por lo ocurrido y dispuesto a recuperar los días de vino y rosas. De hecho, el Madrid ya está clasificado para los dieciseisavos de final de esta Champions. No voy a perder ni un minuto en hacer cuentas de qué debe pasar en la última jornada para meterse octavo y eludir esa eliminatoria. No quiero dos semanas de descanso, porque eso relaja a los jugadores y se acaba pagando caro. Jugar un cruce ante un buen equipo (que lo será) es saludable para todos. Ganando el miércoles en Brest sabes que la vuelta sería en un Bernabéu lleno y entusiasta. Perfecto para los fans que se han gastado un pastizal en el euroabono, al tener un partido más de lo previsto. Y así animamos el mes de febrero, que se habría quedado huérfano de equipo españoles ante la clasificación asegurada del Barça y la previsible del Atleti. Por desgracia, el estético Girona de Míchel se ha quedado en el camino. Lo bueno es seguir creciendo en esta nueva Champions, en la que el vigente campeón entró con los renglones torcidos. Pero esto ha cambiado. El Madrid ya está de vuelta. Y con todas las opciones de luchar por la 16 hasta el final.
Rodrygo es un fenómeno. Decía el mítico Alfredo Di Stéfano que el gol más importante siempre es el primero. Pues imaginen si el primero y el segundo los mete el mismo futbolista. Fue el caso de Rodrygo Goes (‘Goles’ en este caso). El paulista está on fire y dinamizó como nunca el ataque blanco con dos apariciones estelares en ese primer tiempo en el que los chicos del Red Bull apretaban arriba con el entusiasmo juvenil del que sabe que no tiene nada que perder. El 1-0 fue obra de los cuatro fantásticos, con definición precisa de Rodry. Pero lo mejor quedó para el 2-0, con una pared prodigiosa entre el ‘11′ y Bellingham, que le habilitó con un taconazo maravilloso al que Rodrygo puso el precinto con un remate de crack. Por todo esto el chaval es titular indiscutible para Ancelotti. Un violinista en una orquesta fabricada para enamorar...
El show de Vini. Se le veía melancólico. No parecía él. Una gestualidad tristona, sin su habitual energía volcánica. En el descanso debió darle vueltas. Y al regreso se sacudió todos sus particulares fantasmas y nos devolvió esa imagen de Vini que tantas alegrías nos ha dado desde 2018 y nos sigue dando. Metió dos golazos muy suyos, entrando como una bala, desequilibrando y definiendo con dos lujazos. Vini ha sumado sus goles 100 y 101 de blanco, lo que le acerca, como él mismo, recordó, a los 104 de su ídolo Ronaldo Nazario. Las sanciones nos privarán de su fútbol de rompe y rasga en Valladolid y en Brest, pero a su regreso será de nuevo un futbolista letal.
Kylian, a lo suyo. Tras una conferencia de Prensa impecable en la víspera del duelo con los austríacos, Mbappé siguió a lo suyo facturando su gol 19 con una picardía muy de su compatriota Benzema. Robó la cartera a Blaswich, el portero alemán del Salzburgo. Bien, Kylian, bien.
De todo el mundo. De los 75.000 aficionados que llenaron el Bernabéu, un tercio como mínimo eran madridistas llegados de todos los rincones del planeta. Un grupo de mexicanos (entre ellos un primo hermano del Vasco Aguirre) me dijeron que venían desde tan lejos para ver una goleada segura. Y así es. El campeón de Europa ha salido de la madriguera. Ojo.