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El Barça te necesita: alístate

Ni en mis mejores sueños podría imaginar al Barça vertebrando España, válgame el cielo. Este es un país que solo se une frente a la catástrofe, como ocurrió con el Prestige o, más recientemente, con la elección de Chanel para representarnos en Eurovisión, pero ni con tales antecedentes cabría esperar semejante ola de preocupación y empatía contable hacia el equipo azulgrana. “¡El Barça te necesita: alístate!”, grita hoy la nación futbolística de norte a sur, de este a oeste, alentada por especialistas muy sesudos —y con una camiseta firmada por Benzema bien a la vista— que nos juran y perjuran en sus canales de YouTube o cuentas de Twitch que algo huele a podrido en Barcelona.

Los fichajes de Lewandowski y Raphinha, a los que pronto podrían unirse Azpilicueta y Koundé, nos han devuelto a un escenario que creíamos olvidado tras el gran confinamiento: el de la España maliciosa de los balcones, esa que te señala con el dedo y decide lo que debes o no debes hacer, lo que puedes o no puedes fichar. ¿Qué será de un mundo en el que Laporta hace y deshace a su antojo? ¿Es que nadie piensa ponerle freno? Si para esto sirve la democracia, mejor no votar en tres lustros y suscribirse al canal de Rodolfo Leguleyo: alma blanca, corazón negro.

No deja de resultar curioso este ataque de solidaridad generalizada y tardía, aunque la vida es cambio y el cambio siempre conlleva cierto grado de sorpresa. Cómo se arruinó verdaderamente el club parece, a estas alturas, lo de menos. ¿Alguien hizo la vista gorda? ¿fallaron todos los controles? ¿Se abusó del elogio y el aplauso, quizá? No importa. Ahora estamos en el debate sobre la conveniencia de ciertas medidas para salir del agujero y algunas declaraciones de intenciones como la de, por ejemplo, no renunciar a competir con los demás grandes clubes de Europa.

“¡Lo pagarán caro! ¡Por su bien, no lo debemos consentir!”, alza la voz Leguleyo, el streamer apocalíptico, ante sus fieles suscriptores, muchos de ellos menores de edad. ¿A qué espera Laporta para rectificar? ¿Y el Gobierno para intervenir? Al final tendremos que mandar a la UME para poner orden. O al profesor Bernardos, dios no lo quiera… ¡Por el Barça! ¡Por España!