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El Barça de Xavi remata LaLiga

Hace tiempo se decía que Argentina era un país tan rico que se reponía cada noche durante las ocho horas que dormían sus políticos. Lo recordé ayer, al inicio del Clásico, cuando me asaltó un pensamiento parecido: ¿podrá el Barça reponerse partido a partido durante los 90 minutos que sus directivos están inactivos, en el palco, sin meter más la pata? Esa era la primera tarea anoche de Xavi y sus muchachos, hacer un partido bello, a ser posible coronado con una victoria que cerrara LaLiga. Demostrar que hay un Barça excelente sobre el campo, muy distinto de cochambrosos directivos que han arrastrado su nombre.

Y lo consiguió plenamente, con un gran partido, cargado de emoción e intensidad y cuyo resultado final decide LaLiga a 12 jornadas vista. El equipo le ofreció a una afición que vive entre atónita y avergonzada el conocimiento de aquella trapisonda con Enríquez Negreira una satisfacción plena. Un partido grande, ante el rival más respetado y temido que venía, tras su eliminatoria ante el Liverpool, con su viejo prestigio reforzado. Un Madrid que se jugaba en este partido su última baza para seguir en carrera en este campeonato, y que por momentos se sintió con la partida de su mano, cuando se adelantó en el marcador.

Fue un partido vibrante, hermoso por lo desordenado que fue en algunas fases, con dos primeros goles que llegaron con cierta fortuna y cuando el equipo que los logró, el primero el Madrid y el segundo el Barça, no estaban jugando bien. Un partido resuelto por la pasión, y de eso puso esta vez más el Barça, que arriesgó cuando con el empate podía tener bastante. Pero necesitaba más. Xavi, carne y sangre del Barça, sabía que estaba ante una de esas noches en las que ganar es importante más allá de su efecto práctico, y esta era una de ellas, porque la afición necesitaba algo así para aliviar la pena que lleva en el alma.