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El año del ‘chupinazo’ de Asier

El día que Asier Martínez hizo el saque de honor en El Sadar pasó por la zona de bares entre camisetas rojas de Osasuna, escoltado por su cuadrilla Azpi Crew. Discreto y sigiloso. Pero no pudo evitar que decenas de chavales lo pararan. “¡Asier, Asier, foto!”, y selfie al canto con un atleta comprometido, que se ha hecho ‘superguerrero’ por cuidar los matices técnicos de los 110 metros vallas. Mejora en la salida, impecable al paso del obstáculo, tres zancadas y salto limpio. Técnica y cabeza. “Me han enseñado el respeto por la valla”, explica Asier, de Zizur Mayor.

El trabajo diario que hace en el tartán azul de Larrabide, con el meticuloso ‘Swan’ Beoringyan, ha explotado del todo este año. Primero en Eugene, donde ganó un valiosísimo bronce mundial en una carrera extraña, con nulas (Devon Allen) y lesiones (Parchment). Vallas son vallas. Con la tensión siempre pasan cosas raras. El que es ajeno es Asier. Infalible, puro autocontrol. Igual que en el Olímpico de Múnich, donde fue oro europeo por una Milésima ante Martinot Lagarde, otro purista de las vallas. Año brillante y fiesta con Azpi Crew. “Es mi gente, no son los más deportistas, pero son clave en mi vida”. No fallaron en su recibimiento, con rap y bengalas. Asier ya ha sacado en El Sadar. Queda el Chupinazo en San Fermín.