Duele menos

Duele menos un pinchazo del Atleti fuera de casa, cuando uno mismo también se encuentra fuera de casa. Duele menos enterarse del penalti de Cornellà cuando uno está, por trabajo, en Punta Cana, en República Dominicana. A mí, por lo menos, no me duele tanto. Tengo esa “suerte”. Ayer llegué al hotel en Punta Cana, en la provincia de La Altagracia (qué nombres tan hermosos) tras un viaje por carretera a las 11 de la mañana, hora dominicana, en la que se jugaba el partido en Cornellà. Al llegar al hotel conseguí wifi, y lo primero que hice fue meterme en la app de AS para enterarme del resultado del partido...: empate a uno. Si me pinchan, no sangro. Duele menos estando fuera de casa el deporte, y el fútbol por supuesto que también.

Ya me tocó pasar, por suerte, fuera de casa las dos finales de Champions fallidas. La primera de Lisboa la pasé en Buenos Aires, lo que no está nada mal. Si uno tiene una desgracia, que le pille en Buenos Aires. A mí me funciona. En la segunda final de Champions de Milán, estaba yo en Montecarlo, asistiendo al Gran Premio de Fórmula 1 en la apasionante ciudad del Principado de Mónaco. Si uno tiene una desgracia, que le pille en Montecarlo. Así van pasando los días, y las penas con merengue (merengue dominicano, no madridista) son menos.

Pasó marzo, y a las tormentas que azotaron España y Madrid denominadas Jana, Konrad, Laurence y Martinho se sumaron las tormentas Marciniak y Ferran. Y Madrid quedó hecho un guiñapo. Especialmente la parte de la Avenida Luis Aragonés. Así que llega abril, y las posibilidades de celebración se estrechan. Nos queda una carta que jugar, que pasa por ganar al Barcelona ahí cerquita de dicha avenida. Allá donde el gris de la ciudad se tiñe de rojiblanco. Ganar los dos partidos que quedan para alzar Copa puede ser un excelente bálsamo.

Así que esperemos que tras cantar a voz en grito “Motivos de un sentimiento” y “Partido a partido”, ambas letras de Sabina, no tengamos que entonar los atléticos dentro de unos días “¿Quién me ha robado el mes de abril?”. Tengan ustedes mucha suerte, queridos míos.

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