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Del sacrificio de Morata a los riesgos de Unai

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Aunque inevitablemente miramos estos partidos pensando en el Mundial, según pasan los días va ganando atención su utilidad inmediata, que es la de alcanzar la fase final de la Liga de Naciones. Y en ese sentido podemos estar contentos: victoria fuera, tres puntos a la buchaca, cinco en tres partidos y ahora a esperar a Chequia en Málaga con la esperanza de cerrar bien la serie. Portugal va mejor, lleva 7 y nos empató aquí, pero hasta el rabo todo es toro. Seguramente habrá que ir allí a quitarles los puntos, pero queda tiempo para pensar en eso. De momento, el examen de ayer, en Ginebra, se pasó. Sin nota, pero se sacó adelante.

Raro lo de esta Suiza, con buenos jugadores y malos resultados. Parece que se le va apagando por edad su generación dorada (Xhaka, Shaqiri, Rodríguez…), que va iniciando la curva descendente. O quizá sea que el entrenador no hace lo que debe. En la primera parte tuvo al equipo demasiado atrás y en parte gracias a ello vimos lo mejor de España. Con Gavi y Llorente como interiores muy activos, el gran sacrificio de Morata bajando a recibir el pase de sus centrales con Akanji mordiéndole los tobillos, buena actitud general… Eso dio para un único gol, quizá porque ni Sarabia ni Ferran Torres están afilados. Especialmente este.

Todo un contraste con la segunda parte, en la que Suiza se atrevió más aprovechando cierto cansancio de Gavi y Llorente y nos empujó. Aguantó bien la defensa, con Diego Llorente y Pau de centrales, y fue una pena que muy al final el primero de ellos hiciera un agujero tonto que empañó la buena imagen. Susto gordo que llegó tras otro más gordo aún, en una salida fuera de Unai (que ya tuvo una aventura así al principio del partido) en busca de un balón demasiado lejano. Las dos veces quedó como pez fuera del agua. Hombre grande como es, le falta velocidad para riesgos así. Esos fallos finales de Llorente y Unai dejaron cierta sensación de inquietud.