De Zerbi en Las Palmas
Roberto De Zerbi es uno de los técnicos del momento. Su Brighton juega un fútbol espectacular, uno de los más vistosos de la Premier League, y está peleando por meterse en competiciones europeas por primera vez en la historia del club. Lo logre o no, el prestigio de su entrenador se habrá incrementado en su temporada inaugural en Inglaterra, confirmando las buenas sensaciones que ya había dejado en el Sassuolo de su país y —aunque en menor grado— en un Shakhtar Donetsk del que se tuvo que marchar por el conflicto bélico en Ucrania. La meteórica ascensión hasta la élite del preparador italiano no habrá sorprendido a los responsables deportivos de la Unión Deportiva Las Palmas, que en el verano de 2017 quisieron ficharlo como reemplazo de un Quique Setién que se iba a comprometer con el Real Betis. En De Zerbi veían un candidato claro a dar continuidad a una idea de juego muy apreciada en la isla y que en aquel momento le estaba resultando tremendamente exitosa a la entidad amarilla.
La elección de De Zerbi puede parecer ahora muy lógica, pero en aquel momento era una apuesta original y muy arriesgada. El estratega de Brescia había tenido una única experiencia en primera división: con el Palermo, en el que no duró ni dos meses y sólo ganó uno de sus trece partidos (perdiendo diez). Su etapa anterior la había vivido en la tercera categoría: se había quedado a las puertas del ascenso a segunda dirigiendo al Foggia, con el que perdió la final del playoff frente al Bari. Antes, en su primer trabajo como técnico, había descendido de la cuarta a la quinta categoría con el Darfo Boario.
Leyendo esa hoja de servicios y basándose puramente en los resultados, nadie habría apostado por De Zerbi. Pero algo debieron ver analizando el juego el entonces secretario técnico (y hoy director deportivo) de Las Palmas, Luis Helguera, que desarrolló gran parte de su carrera como futbolista en Italia y que por lo tanto tiene un gran control sobre ese mercado, y Toni Cruz, que era el máximo responsable de esa parcela. El fichaje de De Zerbi no se pudo llevar a cabo, pero ese interés habla muy bien del instinto que tuvieron los gestores amarillos para detectar el talento.