De la Fuente impone su sello
Recuerdo a Luis de la Fuente de los cromos de los años ochenta. Lucía el pelo negro ensortijado y un buen bigote. Era defensa, pero le gustaba irse al ataque. Dijeron de él que había sido el primer lateral izquierdo de corte moderno que tuvo el Athletic. Aquella modernidad es hoy el ADN de cualquier lateral, así que no es de extrañar que Luis se identifique con Gayà, Balde o Fran García. Cuando ellos apuran la línea de fondo y centran, él centra con ellos.
A De la Fuente le ha tocado beberse el café con el avión en plenas turbulencias, con lo que eso cuesta. Llegó a la Selección tras el KO en el Mundial, bailó entre flechas cuando, a las primeras de cambio, La Roja cayó en Glasgow y vivió la rueda de prensa más dura de su vida en la que intentó explicar (sin éxito) por qué aplaudió lo que no tenía aplauso posible en aquella asamblea de la vergüenza. “No me reconozco”, zanjó.
En lo que sí se reconoce es en una Selección que en 2023 ganó la Nations League y se clasificó para la Eurocopa con paso firme. España fue el tercer equipo más goleador (3,1 tantos por partido) y líder en pase (90,8%) o en posesión (67,6%). Unas cifras que aportan viento de cola hacia el gran torneo continental. En él, La Roja debe aspirar a llegar muy lejos. Como cuando De la Fuente subía la banda en el viejo San Mamés.
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