¡Campeones de invierno!
Este menda, el que os escribe, prefiere ser campeón de invierno de La Liga española a ser subcampeón de la Supercopa de España, tras haber viajado 10.000 kilómetros hasta Arabia con su vuelta correspondiente, haber malgastado una semana allí, haber jugado dos partidos que no han servido para nada bueno, y haber vuelto a casa con la cabeza gacha tras ser derrotados por uno de tus principales rivales.
Creo que será dura la vuelta del perdedor porque seguramente pasará factura el desgaste, los kilómetros, la semana fuera de casa, la derrota, etcétera. Sigo sin estar en absoluto de acuerdo con este despropósito de torneo. A un solo partido y en territorio nacional sería perfecto, pero ya sabemos cómo se rige esto y quién lo rige, y quién mueve y ha movido los hilos para que esto sea así. Así que me planto. Me quedo muy feliz con el ficticio campeonato de invierno de La Liga más potente del mundo. Nos jugábamos ese título honorífico con el Osasuna, equipo que me transmite tremendas simpatías, a pesar de que es un experto en fastidiarnos celebraciones.
Recuerdo perfectamente, sin ir más lejos, aquel partido en el Calderón, el día que el Atleti celebraba su Centenario, el día en que Joaquín Sabina y yo presentábamos la canción del Centenario, “Motivos de un sentimiento” en nuestro estadio, el día en que Osasuna se encargó de agriarnos la celebración. Un reportero de la casa escribía anteayer mientras se jugaba el partido en el Metropolitano que Julián tenía la pólvora mojada, y fue decir eso y marcar La Araña. Ser periodista deportivo debería ser considerado profesión de riesgo, aunque también es cierto que tienen un plus de permisividad. Recuerdo el día en que uno de ellos confirmaba rotundamente el fichaje de Román Riquelme por el Atleti...y recuerdo la tremenda ilusión que me hizo...y también recuerdo el bajón que me produjo enterarme del desmentido. Resumiendo, me produce un placer irrefrenable el hecho de ver cómo el Atleti se proclama campeón de invierno mientras los otros dos se matan entre ellos en lugares tan absurdos como lejanos.