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Calamitosa presentación de Flick

Finalizada la tregua olímpica, el fútbol reclama de nuevo para sí todo el escenario. Ya el jueves empezará LaLiga con el Athletic-Getafe, pero la víspera habrá jugado el Madrid en Varsovia contra el Atalanta por la Supercopa y ayer tuvimos un partido que, sin ser oficial, tiene su enjundia: el Gamper. Es este un partido de valor simbólico, que homenajea al fundador del Barça y viene siendo la ocasión para que los aficionados dictaminen sobre las posibilidades del equipo ante la nueva temporada. Ahí se mantiene, fiel a la cita de cada año, siempre a primeros de la semana en que comienza LaLiga.

Esta vez no se estrenaban jugadores (Olmo está recién llegado y no jugó), pero sí proyecto, con el alemán Flick a la cabeza. El equipo había venido funcionando aceptablemente en los partidos previos, pero en esta ocasión mayor pegó el petardazo. Con dos canteranos, Bernal y Casadó en la media, pero ya con más trazas de equipo titular, fue inferior al Mónaco, que se llevó el partido con un resultado lacerante, 0-3, los tres conseguidos en la segunda mitad, cuando el hundimiento del Barça se iba haciendo más patente según transcurrían los minutos. Sólo la aparición final de Lamine alegró algo.

Todo un revés para el Barça que metido en problemas económicos como anda (aún no podemos saber cuántos jugadores podrá inscribir antes de viajar a Mestalla, el propio Olmo está en el aire) hubiera necesitado la tranquilidad de un buen Gamper. Por suerte, este torneo ha ido convocando cada vez a más turistas y el grueso del público no es el aficionado culé de largo abono, pero aun así se escucharon pitos. Mientras el Atlético se ha reforzado espectacularmente y el Madrid pone sobre la mesa la carta de Mbappé, el Barça está en un medio camino entre canteranos animosos y veteranos con poco por delante.