OPINIÓN

Bryan Zaragoza, el regreso del regate

Las canteras tienden a crear futbolistas completos, con fuerza, sentido táctico y buena técnica.

Spain's forward Bryan Zaragoza attends a Spanish team's training session ahead of the EURO 2024 qualifying football match between Spain and Scotland, at the Ciudad del Futbol training facilities in Las Rozas de Madrid on October 12, 2023. (Photo by JAVIER SORIANO / AFP)
JAVIER SORIANO | AFP
Alfredo Relaño
Actualizado a

Cuando yo era un chaval, casi todos los equipos tenían un jugador parecido a Bryan Zaragoza, en general el extremo derecho. Lo suyo no era buscar el espacio, sino al rival, encararle y dejarle atrás. Y luego al que venía en su ayuda, y a otro más si se terciaba… Siempre se decía que les sobraba el último regate, que era en el que la perdían… salvo que también salieran triunfantes de él, y entonces metían el ‘pase de la muerte’ desde la línea de fondo para el gol seguro de un compañero y el estadio se llenaba de pañuelos. Amancio, que en el Madrid empezó como extremo, era el arquetipo nacional. Y a escala europea, el pelirrojo Jimmy Johnstone, que medía 1,62.

Bryan Zaragoza mide 1,64, lo que hoy es menos que 1,62 hace cincuenta años. Quizá por eso le ha costado prosperar. Criado en el Conejitos de Málaga, un equipo de cantera, el club titular de su ciudad no le vio, como no vio en su día ni a Hierro ni a Isco, por el que luego pagaría 7 millones. Tampoco convenció al Betis. El Granada sí supo ver sus posibilidades y tras un lento trabajo de aleccionamiento ha presentado por fin en sociedad a un encarador profundo e incisivo, con pausa, capaz de sacar conejos de la chistera. Un jugador de antes con los complementos de hoy. El Granada ha tenido el acierto de enseñarle lo que le faltaba sin estropear su naturaleza.

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Ese ha sido el milagro. Desde hace tiempo, las canteras tienden a crear futbolistas completos, con fuerza, sentido táctico y buena técnica. La obsesión de sus técnicos es ‘pulir defectos’ y lo usual es reprimir al ‘chupón’ y si no, eliminarlo. Eso ha hecho que escaseen jugadores diferentes, que sólo Brasil sigue produciendo en buen número porque allí cultivan el fútbol sala, donde desarrollan sus picardías. De ahí salió Ronaldinho, por ejemplo. O Vinicius. Felizmente, Bryan Zaragoza ha defendido durante la etapa de formación su manera de jugar (“como en la plaza”, dice él) y gracias a eso hoy tenemos un futbolista del siglo XX válido para el XXI.

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