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Carlitos no quiere ser todavía Carlos

La final del US Open venía con doble premio para el campeón de 2022: el primer título de Grand Slam y el número uno mundial. Era la misma situación previa para los dos contendientes, para Casper Ruud y Carlos Alcaraz. Un escenario excepcional heredado de una temporada extraña. El lugar de partida coincidía para ambos, sí, pero no desprendían las mismas sensaciones. Si ganaba Ruud, el halo de su éxito se percibía de cierta provisionalidad, la eclosión de un buen jugador que aparece en el sitio adecuado en el momento preciso, con un tenis consistente y regular. Si vencía Alcaraz, sin embargo, el pálpito era muy distinto, porque el español nos transportaba al comienzo de una nueva era, al inicio de un largo reinado, al primero de muchos momentos de gloria, con un tenis volcánico y valiente. Llegados a este punto, hay que recordar su edad: sólo tiene 19 años. En concreto, 19 años, cuatro meses y seis días. Su carnet de identidad abre un maravilloso camino por delante. El futuro que ya es presente.

Al talento murciano le hemos visto ya ganar tantas cosas relevantes durante la presente campaña, como esos Masters 1.000 de Miami y Madrid como principales joyas, antes de abrazar el trofeo del US Open, y también batir con cierta asiduidad a los mejores del circuito ATP, con Rafa Nadal y Novak Djokovic entre sus numerosas víctimas, que quizá nos habíamos olvidado en algunos momentos de su edad. Pero eso es lo que marca verdaderamente la diferencia entre su victoria y la de cualquier otro. Carlos Alcaraz se ha convertido en el número uno mundial más joven de la historia. Hubo otros tenistas, grandes campeones, que dominaron en un Grand Slam más precoces que él, como Michael Chang, Pete Sampras o el mismísimo Nadal, pero ninguno de ellos se sentó en el trono tan pronto. El español es todavía un muchacho, nacido en 2003, un icono de la Generación Z que ha adelantado de un acelerón la conquista de sus grandes sueños. El cartel luminoso de ‘Bravo, Carlitos’ que lució en el estadio Arthur Ashe como felicitación define bastante bien al protagonista. Carlitos aún no quiere ser Carlos. Le suena a persona mayor. Alcaraz ha llegado a la meta mucho antes de lo esperado, pero en ningún caso estamos al final de un camino, sino al principio de una carrera estelar y de otra brillante etapa del tenis mundial. Lo de la noche del domingo en Nueva York fue un acontecimiento grandioso, pero lo mejor está todavía por llegar.