Brahim es el mejor suplente
Si Valverde es de largo el mejor jugador del Madrid en este inicio de temporada, Brahim también es el mejor suplente. Para él puede ser un problema, pero para su equipo es una bendición. La forma que tiene de entrar al campo cuando Ancelotti repara en él durante las segundas partes merece todas las consideraciones. La energía, desparpajo, verticalidad y entusiasmo que imprime al juego deja huella y sirve al Madrid para salir de más de un apuro. Es el jugador idóneo para agitar cuando las piernas ya empiezan a fallar. Lo sufrió el Betis, que vio a Brahim irrumpir y cambiar el gesto del partido. Por dentro y por fuera, condujo, afiló el ataque y levantó la cabeza. Su decisiva participación en ambos goles puso razón a la superioridad de los blancos, mejorados aunque precipitados.
Hubo brotes verdes de Vinicius, Mbappé se reconcilió con el gol, Valverde demostró que puede hacer más cosas de las que la gente cree y Rüdiger y Militao corrigieron en zona defensiva y a campo abierto situaciones de vértigo del Betis. El Madrid se regeneró a medias, porque siguió pecando de cierto desorden, lentitud en la circulación y de falta de manija de un centro del campo que no termina de pesar. La apuesta de Ancelotti por Ceballos se quedó corta, aunque tiene sentido en el medio plazo si entiende que el balón debe llegar más rápido y en mejores condiciones a los de arriba. En cualquier caso, no podrá sacar pecho del todo el italiano. Exigido como llegaba, el Madrid presentó una leve progresión y recopiló noticias positivas para la vuelta del parón. Entre los titulares más destacados es imposible competir con el doblete de Mbappé, pero seguramente sin el empuje y creatividad de Brahim todo podía haber sido distinto.
La pelea
Tantas veces la actitud es más importante que cualquier aspecto táctico. Brahim evitó que el balón saliera para dar ritmo a la jugada, conectar con Rodrygo e iniciar así el 1-0 de Mbappé que trajo la tranquilidad al Madrid.