Bernabéu: poca emoción y mucho arte

En Carrusel nos pasamos el partido debatiendo si Ancelotti debería imponer más descansos a la delantera titular, a la vista de lo que viene, o si merece la pena respetar la ambición de Benzema de quitarle el Pichichi a Lewandowski. Al fondo estaba la lesión de Modric, que en Montilivi jugó una hora con el resultado de una dolencia muscular por la que se teme que cause baja en la final de Copa y en la visita del City. Digamos que las opiniones estaban divididas al principio y que divididas siguieron hasta el final. Lo que viene es importante, pero ante el Almería la delantera titular dejó bellas perlas y el salto de Benzema hacia Lewandowski.

Lo mejor, dejando aparte el ‘hat trick’ del francés, lo hizo Rodrygo, que según se va atreviendo a intentar más cosas empieza a hacerse imprescindible. Por primera vez le vemos titular claro por delante de Asensio y de Valverde, que hasta ahora le disputaban la plaza. Ayer hizo un jugadón en la línea de fondo, una pisada en la raya para rodear al defensa, maniobra que me recordó a Amancio, el más brujo de los delanteros madridistas que he visto. Aquello acabó en uno de los goles de Benzema. No le bastó con eso al brasileño, que luego se apuntó un gran gol con un cañonazo brasileño desde el borde del área. Está rompiendo en algo muy serio.

Arte puso también Vinicius, como siempre. Arte hubo mucho por arriba, donde a más de los cuatro goles hubo tres palos, uno de ellos en una tanda de paredes entre Benzema, Asensio y Camavinga digno de la tripleta Di Stéfano-Puskas-Kopa y perdónenme la nueva referencia lejana, pero es que los años sirven para algo. A cambio de tanta alegría arriba, el equipo le dejó a Ancelotti motivo para la preocupación atrás porque el par de veces que se asomó el Almería al área madridista marcó con facilidad. Tras lo de Montilivi, Ancelotti recordó que este equipo sólo puede ser ganador desde el compromiso defensivo. Tendrá que repetírselo a sus jugadores.