Bautista salva el honor
Roberto Bautista acabó con la magia de Andy Murray, con la épica que el británico había sido capaz de repetir dos veces, con sendas remontadas ante Matteo Berrettini y Thanasi Kokkinakis en dos partidos agónicos, que sumaron más de diez horas en pista. No hubo tercer milagro, por más empeño que puso Murray, que notó el cansancio acumulado, y el leal público, que rozó el límite del juego limpio. El jugador de Castellón, veterano de mil batallas, aguantó el tipo en territorio hostil y terminó con el sueño del escocés, que se había convertido en el sueño de todo Melbourne y de todo el tenis. A Bautista Agut le tocó esta vez el papel de antihéroe. Las gestas de Andy, eso sí, quedarán para el recuerdo. Un viejo rockero que tuvo y retuvo.
Bautista aseguró, de paso, que haya un español en la segunda semana del Open de Australia. El único superviviente. La última vez que se disputaron unos octavos de un Grand Slam sin españoles fue en el US Open 2002. Un precedente que se mantiene gracias a Rober, que salvó el honor. Las bajas previas de Carlos Alcaraz y Paula Badosa, unidas a las derrotas tempranas de Rafa Nadal y Garbiñe Muguruza, habían dejado esa responsabilidad en manos de una sorpresa, que no pudieron culminar ni Cristina Bucsa, ni Nuria Párrizas, y de dos experimentados jugadores como Pablo Carreño, que ha jugado dos veces semifinales del Slam, y Bautista, que llegó una vez a esa ronda. El asturiano no pudo, pero sí el castellonense, que se planta por 13ª ocasión en octavos de un grande, la quinta en Australia. A sus 34 años, la alta competición no esconde ningún secreto para él. Especialmente al principio de temporada, que es el periodo que mejor sabe exprimir. De sus 11 títulos, siete los ha conquistado en el primer trimestre, y cuatro de ellos en enero. Este mismo mes disputó la final de Adelaida 2. Ahora le toca Tommy Paul, otro hueso. Va a pelearlo, seguro. En eso, no falla.