Ancelotti tuvo que tirar de Modric
Ancelotti ya anunció tras la victoria ante el Eintracht que para el debut liguero habría cambios y así fue. Dejando aparte la entrada de Lucas Vázquez, sustituto natural, por el lesionado Carvajal, hizo cuatro cambios no obligados: Nacho y Rüdiger como nuevos centrales y Tchouameni y Camavinga en la media para descanso de Modric y Casemiro. Arriba mantuvo a Valverde, Benzema y Vinicius, trío de ataque que propone un Madrid de geometría variable, 4-3-3 ó 4-4-2. Con eso y dos puntos ganados de antemano gracias al empate del Rayo en el Camp Nou se estrenó el campeón en el Power Horse, antes Estadio Mediterráneo.
A eso confrontó el Almería su equipo del ascenso, porque, falto de palancas milagrosas, todavía no ha podido inscribir sus refuerzos, pero con Sadiq y Ramazani como amenaza arriba. Y no tardó mucho Ramazani en marcar, al perseguir un gran pase de Eguaras que pilló a Rüdiger mal colocado. El Madrid empezaba cuesta arriba, y, aunque reaccionó con brío, hasta el descanso todo se le fue en córners. Hasta doce sacó en la primera parte, en la que Camavinga y Tchouameni no hicieron olvidar a los titulares y Benzema no anduvo fino. Nacho, Kroos, Vinicius, Valverde y Lucas Vázquez cumplían, pero con eso no llegaba.
Así que salió Modric, y pronto Hazard, para fortalecer el ataque. Los sacrificados fueron Tchouameni y Camavinga. La mejoría trajo el empate en un alboroto de Vinicius, enorme como siempre, que acabó en gol de Lucas Vázquez. Ya agotados y retirados Sadiq y Ramazani, el Madrid rentabilizó su superioridad con un imponente golpe franco de Alaba, nada más comparecer por Mendy. A partido ganado, descansaron Vinicius y Kroos para que salieran Ceballos y Casemiro y el partido entró en un vaivén no falto de sustos para Courtois. Tres puntos para el Madrid, más los dos que perdió el Barça. Pero Rüdiger, Camavinga y Tchouameni dejaron dudas.