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Ahora salven al Sevilla, por los caídos

Esos dos sevillistas de Morón de la Frontera, padre e hijo, daban la vida por su Sevilla. Y se la dejaron trágicamente en la carretera, camino de Madrid, porque se sentían incapaces de dejarse robar la ilusión a pesar de la pésima temporada de su equipo. De ellos y por ellos, gracias a su indestructible pasión, existe el fútbol. No le faltaba razón a Quique Flores cuando se quejó de tener que jugar en medio de tan desgraciado luto. ¿De ser las víctimas futbolistas se hubiera suspendido el partido? Seguramente, sí. Pero así anda montado este circo del balón. La vida sigue, aunque lo que pasara anoche sobre el césped importase infinitamente menos.

Mucho menos trágica para el sevillismo, también por previsible, será lo que hubiera supuesto casi una burocrática eliminación contra el Atlético de no mediar la discutible (por no despotricar) decisión final que perpetraron Gil Manzano y Hernández Hernández (¡otra vez él!) en el VAR. Vaya por delante que el que a esto escribe ni le parece ni le deja parecer penalti la entrada de Barrios sobre Lamela. Exactamente igual que la de Marcao a Nahuel antes de que fallara Griezmann. Pero ésa no se revisó en el vídeo, qué casualidad Miguelito. Al menos, era lo que pedía Quique en la previa, se cayó con algo de dignidad y ahora, toca apretarse los machos para intentar salvarse del descenso a Segunda. No merecerán menos que eso los caídos.