ADN Barça, ADN Mourinho
“Yo soy más ADN Barça que Xavi”, afirmó Luis Enrique, con la severidad con que los niños consentidos dicen: “Mi papá tiene el coche más grande que el tuyo”. Al instante pensé que lo que tiene sobre todo es ADN Mourinho: impostura, desafío, altisonancia… Los partidos se empiezan a jugar en la rueda de prensa, y sin duda quería empujar a Xavi a ese juego de presión alta y toque, transformado a veces en superstición. Cosas como ese lanzamiento de Ter Stegen que Lewandowski dejó pasar y Raphinha casi convierte en gol (lo evitó Donnarumma, no todo fue regalar goles) o las carreras de Lamine y el propio Raphinha por las alas, no le convenían. Xavi, que es largo, no le hizo caso. Los ataques de fuera no le ponen nervioso, sólo los del interior del club.
Pero sirve el debate. ¿Qué es el ADN Barça? Ese club tiene bastante más de un siglo. Yo lo sigo, digamos, desde los sesenta, todavía con Kubala. Entonces el ADN del Barça era para los madrileños la ‘madriditis’ y para los catalanes la identificación con el catalanismo (més que un club, “ejército simbólico desarmado de Cataluña”). Y para unos y otros, una indisimulada obsesión arbitral que dura y ha conducido al disparate Negreira. Luego el ADN pareció ser la valentía y acierto para fichar al mejor del momento (Cruyff y Maradona, más podríamos decir que Schuster) junto a cierto fatalismo que impedía que esos esfuerzos se vieran debidamente compensados. Modelos de juego hubo tantos como técnicos. El Cruyff entrenador cambió el club, borró el victimismo e implantó un estilo, apunte del que resplandeció con Guardiola. Hoy cuando hablamos de ADN Barça remitimos al Barça de este.
¿Es eso ADN Barça? En términos históricos es reciente. Y bien mirado, la primera vez que vimos ese juego fue en la Eurocopa de 2008, con Luis Aragonés, dos meses antes de que Guardiola entrenase al Barça. Luis montó el equipo en torno a Xavi e Iniesta, más otros compañeros de poco físico y mucho juego, fiándolo todo al manejo del balón y el desconcierto del rival (“Se lo vamos a poner en japonés”). Luis, que venía del contraataque de Marcel Domingo, que tuvimos por ‘ADN atlético’ durante años, votó por el tiqui-taca.
Luego Guardiola le sumó a Messi, y Luis Enrique lo heredó, ya con Xavi en las últimas, pero con mayor participación que la de Modric en el Madrid de hoy, por poner un ejemplo. Y con un apoyo clave, al sosegar a Messi cuando se enfadó con Luis Enrique. Pero vuelvo: ¿qué es ADN Barça? Algo que inventó Luis porque (él mismo me dijo) le racaneaban los extremos Joaquín y Reyes, lo que le impulsó a ese juego de toque y control. Y si pasamos a Guardiola, ¿es ADN Barça juntar a Xavi, Iniesta y Messi? Y si es así, ¿dónde los encontramos ahora? Luis Enrique quiso ponerle a Xavi el compromiso esencial, la superstición de un modelo que él ya no puede imponer porque ni se tiene a sí mismo ni tiene a Iniesta ni a Messi. Pero como el ‘guardiolismo sociológico’ ha conseguido ponerle nervioso con eso, Luis Enrique probó suerte.
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