A los pocos minutos de debutar en el Bernabéu, Camavinga metió un gol al Celta. Con 18 años, la camiseta del Madrid no le pesaba nada al franco-angoleño. Ese desparpajo siendo un pipiolo me recordó al exhibido por Raúl en su primer partido en Chamartín (ya había debutado previamente en Zaragoza). Le metió un golazo por la escuadra al Atleti de D'Alessandro aprovechando un servicio de Laudrup. Eduardo 'Cama' tuvo luego algún día gris, en el que mostró las lógicas dudas de una chaval en formación. Un partido perdido en Cornellà ante el Espanyol fue el mejor exponente de ello. Pero supo callar, entender las suplencias a las que le sometió Ancelotti y trabajó duro en Valdebebas para mejorar y superarse.

La recompensa llegó en tres noches que quedarán para siempre grabadas en su memoria. Ante el PSG, el Chelsea y el City salió en las segundas partes para liderar, a su manera, esas remontadas épicas que han quedado para la hemeroteca. Cierto que Benzema, Rodrygo y Vinicius fueron los ejecutores de esos triunfos maravillosos con su calidad arriba, pero este portento de la naturaleza de 19 años se hizo con los mandos jugando con naturalidad, desparpajo y una autoridad que aventuran tiempos felices con su zurda de seda y ese físico de Robocop. Camavinga y Valverde encabezan el relevo. No descarten que en París vuelva a liarla ante sus paisanos.