El reto del Atlético del futuro es volver a los orígenes

Es tan cierto que esta temporada todos esperábamos que el Atleti estuviera vivo en la lucha por la Liga en la zona Aragonés (los diez últimos partidos) como que, a pesar de haber sido un año irregular, los rojiblancos han acabado terceros y entre los ocho mejores de la Champions dando la cara. Por ello, y aunque muchos lo deseen, las estadísticas no computarán estos resultados como el primer fracaso de la era Simeone. A pesar de ello, el argentino no se escondió en la rueda de prensa del sábado analizando la temporada. Tanto él como Koke, tras el partido ante la Real, comentaron no haber estado a la altura en la Liga regular en un humilde ejercicio de autocrítica. El Cholo recordó sus “mareos” con los números a lo largo de la Liga, que si cuatro atrás, cinco, en fin, lo que le costó dar con la famosa tecla de la pasada temporada, la tecla de la identificación de un equipo entrenado por él.

Los de Simeone han terminado como el equipo más goleado de los ocho primeros. ¿Os imagináis un equipo de Guardiola que fuera el conjunto menos goleador de los primeros clasificados de la Premier? Son resultados que, como bien reconoció el técnico argentino, suponen un toque de atención de cara a la temporada que viene, donde no deberá aparecer esa extraña relajación en los entrenamientos que manifestó Giménez tras un partido. La 22-23 tiene que ser la vuelta al origen, la vuelta a la intensidad, a la pasión, al hambre, valores estos que si me transmitió Reinildo desde su llegada. El mozambiqueño ha sido una pieza fundamental para que Simeone dejase el espidifen en este último tercio de Liga, aliviando sus mareos y sus dudas con los dibujos. En el año más confuso del Cholo y los suyos, la gran noticia para mí es que, a pesar de ello, el resultado final no fue el fracaso (lo siento por los que le tenían preparado el epitafio en febrero), sino un toque de atención. Propongo para los carnés de la temporada 22-23 a Reinildo como imagen. La pasión, la intensidad y el hambre del mozambiqueño son el ejemplo de “volver al origen de competir”.