Remate al esperpento en el Bernabéu

El Levante pone fin a un lustro consecutivo en Primera División, en su decimosexta temporada en su historia en la máxima categoría del fútbol español, claudicando a la media hora en el Santiago Bernabéu. Cada uno tendrá sus causas, pero lo cierto es que a la entidad le entraron los miedos y las dudas desde el comienzo del mes de octubre. El mejor entrenador de los últimos años (para mí de la historia) fue fulminado pasadas únicamente ocho jornadas y desde entonces todo fue de mal en peor.

Una serie de malas decisiones metieron al club en una espiral destructiva, la 'autodestrucción' que acuñó Quico Catalán cuando puso su puesto al servicio del levantinismo, como el estudiante que presenta las notas al final del curso. Tras la apuesta fallida por Pereira y con la destitución de la dirección deportiva, la lección más poderosa de este descenso es que las parcelas del club han de ser lideradas por profesionales. Desde la llegada de Felipe Miñambres y con el entusiasmo de Alessio Lisci el panorama ha sido bien distinto, pero la reacción llegó tarde.