¿Quién es Diego Cervero?

Cuando tenía seis años me regalaron mi primera camiseta. A mi madre no le hizo falta empufarse porque en los ochenta bastaba con bajar a la mercería, comprar la más barata que hubiera y coserle en el pecho el escudo que vendían por separado. El marketing aún no nos había molido la cabeza a palos. Jamás quiso remendar ni un calcetín porque recordaba los muchos que tuvo que reciclar cuando era niña, pero allí estaba zurciendo aquel escudo diminuto con esmero. Llegados a este punto de nostalgia marrullera la frase que viene a continuación pudo no haber sucedido nunca, pero el caso es que mi madre se puso solemne y dijo: "Sergio, aquí la tienes. No necesitas más para ser del Oviedo". He pensado en esto ahora que se retira Diego Cervero. Nunca fue el más hábil y nunca jugó en Primera, pero nunca necesitó más para enseñarnos lo que significa el orgullo por unos colores.

"Yo no sé si podré llevar a este equipo a Primera por mi poca calidad, pero hasta que el Oviedo no suba a Segunda B, o me muero yo o de aquí no me muevo. Por mi madre y por mi padre, eso lo tengo muy claro". El Oviedo acababa de perder la promoción de ascenso a Segunda B frente al Arteixo y Cervero, entre lágrimas, se rompía frente al micrófono con una de esas frases candidatas a terminar tatuadas en alguna espalda peluda a las cuatro de la mañana. Se retira Diego Cervero y deja una riada de goles y ascensos en el infrafútbol. Solo para el Real Oviedo facturó 141, poca broma, entre ellos uno fundamental para ascender a Segunda, el gol que más grité en mi vida. Pero el 'Doc' es mucho más. Es un símbolo extraño y contracultural. Junto a él ha crecido una generación de aficionados cuyo único orgullo es simplemente empujar a esos clubes que nunca ganan nada.

Diego Cervero.

Se retira Diego Cervero ¿Quién coño es Diego Cervero?, preguntará algún chaval mientras esquiva esta columna y escribe en el cajetín de búsqueda de YouTube "Erling Haaland en su prime" o cualquier chorrada parecida. Y lo cierto es que a estas alturas no me extraña. ¡Si es lo mismo que nos dijeron a nosotros durante años! ¿Pero quién es Diego Cervero?, preguntaban con desprecio. Con insidia en la retórica. Nos vacilaban por subir a los altares a aquel nueve rústico, impropio del fútbol moderno. Indigno hasta de nuestra historia. También nos despreciaron por celebrar como si fuesen títulos victorias en campos de mala muerte, pero al final lo han entendido. Yo lo vi claro en 2003, cuando la emprendió a puños contra el suelo para celebrar su primer gol con el equipo, en Tercera. Si este cree cómo no vamos a creer el resto. Si somos del Oviedo así, qué importa la categoría, me dije y me blindé para la desgracia en el fútbol de por vida. Y la enseñanza dura hasta hoy.