Joaquín, éxtasis a los 40

A sus pies. Si tuvo que ser la de anoche una de esas que cuenta grandes historias, ver a Joaquín Sánchez campeón con 40 años es acompañar el trayecto de su vida. Joaquín, el primer jugador del Betis que gana dos títulos de Copa, debutó en Primera en La Rosaleda de Málaga en agosto de 2001. Por entonces no había redes sociales, pero si alguien rescata aquel partido, ya advertirá que se iba a convertir en un jugador irrepetible. Menos de un año después, Joaquín estaba en Corea jugando el Mundial 2002 y fallando aquel penalti que le tuvo en el rincón de una habitación. Sólo tenía ganas de regresar con su gente a El Puerto de Santa María. Allí le dieron un homenaje como si fuese un héroe, porque eran otros tiempos.

Profesional. Cuando era un chaval, a Joaquín no le gustaba entrenar los viernes. Le gustaba disfrutar de todos los jueves de Sevilla, pero jamás falló a un entrenamiento, aunque fuese en el gimnasio. Luego, lo podías encontrar ahí en la Rosi, bebiéndose un botellín de Cruzcampo o una Coca-Cola, comiéndose un bocata de chopped con Juanito, su íntimo con el que compartió apartamento en Sevilla Este. Los días que Joaquín se ponía remolón para despertarse, el central le echaba un cubo de agua encima. Literalmente. Así ya sabía que tenía que ir a trabajar. Juanito, por cierto, lo recordarán, fue campeón de la Eurocopa con España en 2008. Allí no fue Joaquín porque Luis Aragonés sabía que era tan bueno como los que jugaban; y no quiso convocar a un suplente incómodo. Le salió fenómeno, porque era El Sabio, pero el fútbol español siempre le ha debido eso a Joaquín.

Bicampeón. En la vida futbolística de Joaquín hay mucho más. Lo quiso Florentino. “¡Es un fenómeno!”, le dijo en un palco a Lopera antes de que Abramovich también estuviera a punto de firmarlo para el Chelsea para que luego don Manuel, en uno de sus gestos más caciques y penosos como dueño del club, le mandase a Albacete como escala artificial antes de venderlo al Valencia. Joaquín, que estaba en el punto más alto de su carrera, pudo abandonarse y darle la razón a aquellos que pensaban que no sabía lo que hacía cuando iba una noche al Antique con sus colegas de El Barrio. Pero Joaquín persistió. Jugó y enamoró en Málaga y Fiorentina. Pero como es bético hasta el tuétano, volvió al Betis. A retirarse dijeron muchos. No, volvió a ganar. A ser más grande que Cardeñosa, Esnaola, Gordillo. Dorsal 17, Joaquín levantó la Copa con el Betis 17 años después. No te vayas nunca.