Xavi se apartó de su propio camino
"Este es el camino", dijo mirando al futuro Xavi después de la noche de la vergüenza contra el Eintracht. El que eligió en el partido contra el Cádiz no lo es, desde luego. Después de un miniperiodo de esplendor coronado con el 0-4 en el Bernabéu, el Barça de la reconstrucción se ha parado en seco. Empieza a fallarle la gasolina y, lo que es peor, las ideas. Su plan de partido empezó siendo Dembélé y nada más que Dembélé, y terminó en las batallas contra el mundo de Adama. Ni rastro del famoso juego de posición y asociativo. Ningún patrón. Y un final loco, con Ferran, Aubameyang, Luuk de Jong, y los mismos Adama y Dembélé. Juntos, pero, sobre todo, revueltos. Todo aquello por lo que se demonizó a Koeman, fotocopiado.
Recientemente, Xavi le dijo a alguien cercano que no era tan desmesuradamente optimista con el futuro inmediato del Barça. Expresó ciertas dudas en el proceso que se han confirmado en las dos últimas semanas. La realidad es cruda. El Barça, que al menos ganó una Copa hace justo un año, terminará en blanco la temporada y va a tener que remangarse para acabar entre los cuatro primeros. Sin Araújo ni Piqué tiene un agujero negro en la defensa; y sin Pedri, ese futbolista que no estuvo los cuatro primeros meses de temporada, ha perdido las llaves de la casa, el volante del coche, y se ha vuelto a apartar del camino.