La gigante sencillez del 'relevo' de Busquets: Zubimendi
El prototipo ideal
La escala jerárquica de la Real Sociedad ofrece siempre espacio a los productos salidos de Zubieta. Se cuida la cantera, se confía en ella y se generan jugadores de un trazo muy ligado a la esencia del fútbol español. El caso de Zubimendi (San Sebastián, 23 años) es un ejemplo. Parece hecho a medida para la Selección, incluso para el Barcelona, que algún día tendrá que abrir el debate de la sucesión de Busquets. El mediocentro de la Real Sociedad comprende todos los aspectos del juego y se emplea con la máxima responsabilidad. El último cambio táctico de Imanol, con un rombo en el centro del campo y una defensa de tres en situaciones de posesión contraria, exige a Zubimendi un compromiso y esfuerzo mayores. No se ha resentido por ello. En el partido contra el Betis actuó con la fiabilidad de siempre. Conectó a Silva (seis pases) y Rafinha (cinco), hizo llegar el balón a zona de ataque (nueve entregas al último tercio del campo) y protegió el área de Remiro con coberturas precisas y acciones defensivas de mérito (cinco despejes). A simple vista, no es el jugador más aparente que uno se eche a la cara. No parece atlético, tampoco es excesivamente veloz, pero se desempeña con la inteligencia y concreción que se necesitan en la base de la jugada. Zubimendi gobierna desde la sencillez.
Trueno en la banda
Mathías Olivera (24 años) pertenece a la generación eterna de futbolistas uruguayos que aseguran un rendimiento competitivo por encima de sus posibilidades. Es algo cultural, hereditario. No hay nada más maravilloso que uno conozca sus propios límites y sea capaz de encontrar la manera de superarlos. La temporada del lateral izquierdo del Getafe reivindica a este clase de jugadores. Se deja todo en el campo sin que nada le rebaje. En un contexto complicado frente al Villarreal sacó lo mejor de sí mismo para dar un nivel mayor que el de su equipo. Fue un foco constante de agitación en la izquierda (41% de ataques azulones), desmarcándose en el momento oportuno para recibir la pelota desde el otro lado. Su profundidad acabó en seis centros al área y tres ocasiones de gol creadas, entre ellas la del 1-2 de Ünal donde rebasó hasta a tres oponentes y acabó con una asistencia (afortunada) para el delantero turco. Se atrevió y le salió.
Es el camino
El discurso de Coudet en Bilbao adquirió un tono solemne al aludir a la palabra identidad. Su equipo la había perdido en algunos tramos, pero contra el Athletic ajustó cuentas consigo mismo. La puesta en escena del Celta brilló por la cohesión en la presión, sentido con la posesión y capacidad de llegada. Al Athletic le cegó en la salida (16 robos en terreno contrario) y las anticipaciones de los centrales Aidoo y Araújo hicieron mucho bien. El Celta necesita de la presión e intensidad para que su juego fluya. No obstante, es el segundo equipo de la Liga tras el Barça que mejor dato de PPDA (pases permitidos al rival por acción defensiva propia) registra con 9,3. Es algo obligatorio en su propuesta.