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La vibrante semana de los estilos

Pep Vs Cholo.

La semana se va dejando tras de sí un rastro vibrante de fútbol. Su dialéctica de estilos continúa. Cada equipo se abraza a su manera de ser con pasión y cada aficionado se arrima a la que más siente. Lo de la eliminatoria Atlético-City ha resultado fantástico. Claro que Guardiola quiso castigar implícitamente a Simeone por su rácano planteamiento en la ida cuando introdujo con finezza el término "prehistoria". Cuentan quienes le conocen que después del primer partido se lo llevaban los demonios después del 5-5-0 del Cholo. El asunto viene de atrás y lo contó el mismo Guardiola en un Universo Valdano: "Cuando estaba en Argentina, antes de entrenar al Atlético, vino a vernos a Barcelona. Y me dijo: 'A mí esto no me gusta, no lo siento'". Simeone le pasó factura después de la vuelta a Guardiola, pero ya no valía. En el fondo no soportaba haberle ganado la posesión al City en la segunda parte sin haber marcado gol y que su colega se hubiese protegido pasando de ronda con el otro fútbol. Simeone quiso llevar la razón: "Al final, lo que vale es ganar". El asunto es que Guardiola nunca ha dicho lo contrario. Lo que más le gusta, y lo que hace mucho, es ganar.

Julian Vs Unai.

Emery ha engullido la propuesta ultraofensiva de Nagelsmann con una mezcla fantástica de orden y despliegue que premia la carrera de Unai, el entrenador que en Almería permitía que sus jugadores le presentaran jugadas de estrategia que luego ponía en práctica en los partidos. De aquello han pasado ya 15 años. Emery ha sido un entrenador camaleónico, mucho más ofensivo de lo que muchos han hecho ver, pero pragmático. Después de dos aventuras a las que rodeaban mucho más que fútbol en París y Londres, ha regresado a los orígenes y ha vuelto a triunfar. Verlo enfrentado a Klopp en semifinales, como en aquella final de Basilea en la que el Sevilla fue un tráiler que arrolló al Liverpool, va a ser otro fabuloso contrapunto de estilos. "¡Unai es el rey de copas!", exclamó Klopp el otro día en Anfield.

Xavi.

La semana de los estilos terminó en un Camp Nou blanqueado. Un día después de que Xavi hablase de la excelencia en el Barça, el Eintracht repitió la exhibición de despliegue de la ida y se llevó por delante el juego de posición, que es un catecismo más, pero no el único. El problema de la batalla de los estilos son sus fanáticos. Los que no aceptan que en la presencia del otro, como en todas las grandes rivalidades, está la evolución. Esos sí que son prehistóricos. Y no suelen sentarse en los banquillos.