Honor a los chicos de Coro
Explicaba Xavi Corominas en AS, a horas de la final de la Copa del Rey, que algunos jugadores de su Juvenil A que tienen maneras de Primera, no solo de llegar sino de consolidarse y “ser piezas importantes” en el primer equipo del Espanyol. El tiempo, las etapas, el crecimiento deportivo, personal y el entorno dirán, pero ya nadie les quita esa primera clase avanzada de profesionalismo que han impartido, con una plantilla inmensamente más joven que la del Real Madrid –solo ocho son juveniles de tercer año–, en una cita que ha pasado ya a la historia de la cantera perica.
Los chicos de Coro respondieron a su temible rival a imagen y semejanza de su entrenador, que con perseverancia y capacidades ponía en este campeonato una guinda a sus primeros 18 años en el Espanyol. A la inversa que en la semifinal, entraron al partido a mandar hasta conseguir el gol. El zurdazo de oro de un Miguel Carvalho que a sus 17 años, y tras ocho temporadas de perico, es ya el estilete de la Sub-17 española y una promesa cada vez más de presente que de futuro. Luego, demasiado pronto, aprendieron que ante todo un Real Madrid cualquier pérdida puede costar un gol.
Solo la eficacia le falló a un Espanyol sobrio atrás, con Ian Forns de cerrojo, que fue creciendo en dominio, agigantándose, con un Luca Warrick referencial y avispado como Coro cambiándole de banda a la que el Madrid reforzaba su diestra, y con ocasiones de sobra para ganar, clarísima la de Grabulosa. Y directamente con un gol anulado a Miranda por una cabeza.
Ahí, y por encima incluso del desenlace posterior con el gol de la potencial estrella Pipi Nakai, ya se habián metido los pericos en el bolsillo a una afición que asistió a un partido ‘vintage’. Por el calor, el desgaste, el Anxo Carro como escenario, el propio Coro tras una vida en el club igual que su delegado, el mayúsculo Carles Casanova, por esa vuelta a la publicidad de Dani en el pecho, el emblema Rafa Marañón como indiscutible autoridad en el palco… Y por la reaparición de aquel sentimiento de orgullo de los primeros 2000, en que el Espanyol conquistó tres Copas casi consecutivas, y más adelante cuando volvió a ser finalista y campeón, respectivamente, en 2011 y 2012.
De los Jarque, Carlos García, Javi Guerra, Crusat, Ceballos y Jonathan de 2001, los Serrán, Chica, Joan Tomás, Héctor Simón, Robusté de 2003, los Biel, Torrejón, Sergio Sánchez, Robusté, Ángel Martínez, Javi Márquez, Marc Pedraza, Joan Tomás en 2004 y los Germán y Joan Jordán, en 2012, emulan los actuales juveniles del Espanyol aquel talento e ilusión. Que no son menos que los mostrados por Édgar Badia, Rubén Duarte, Clerc y un tal Darder, los subcampeones de 2011. Exactamente igual que ahora. Esto no es solo como empieza…