"El Madrid tiene las mejores individualidades, nuestra opción para ganar la Copa es el grupo"
Xavi Corominas, entrenador del Espanyol que disputa la final de la Copa del Rey juvenil, lleva 18 años en el club, y dirigió a Melendo con seis años o a Bernabé.
Tras Bartolomé Márquez, el malogrado Ángel Pedraza y Dani Poyatos, está a un paso de inscribir su nombre en el libro de oro perico, como campeón de la Copa del Rey Juvenil, un entrenador que lo merece como pocos. Porque lleva más de media vida en el club. Desde 2004, cuando empezó a dirigir a los niños de la Escola, como un Óscar Melendo de seis añitos.
Xavi Corominas es el técnico del equipo de los Luca Warrick, Miguel Carvalho o Armand Vallés, de la jovencísima plantilla –solo ocho jugadores son juveniles de tercer año– que desarboló en las semifinales al Celta (3-0) con un plan de partido redondo, y que este sábado a las 12:30 en el Anxo Carro tratará de alcanzar la gloria frente al Real Madrid. Horas antes de esa cita, atendió a AS.
¿Son conscientes de que forman parte de la historia de la cantera perica?
Eso me dice David Bley (responsable de prensa de la expedición), porque nosotros al estar un poco aislados no nos damos cuenta. Viendo las redes sociales, lo que transmite el club, si ves que estamos haciendo algo a lo que debemos dar mucho valor, que hacía muchos años que no se conseguía, y que es el reflejo del trabajo que llevamos a cabo durante el año, que están también haciendo la cantera y el club. Es muy importante la final que vamos a jugar.
Con sinceridad, ¿esperaba llegar tan lejos?
No me lo planteaba, pero veía que teníamos opciones porque competíamos todos los partidos. Conozco a los chicos desde hace tiempo y sé de qué son capaces. Contra el Celta veía mucha exigencia, que tendríamos que estar bien en todas las fases del juego, pero también nuestra capacidad de hacer daño, como sucedió en la segunda parte.
Se lo preguntaba porque son la plantilla más joven de la Final a Cuatro.
Está claro que hay situaciones competitivas que algunos chicos aún no han podido vivir, pero lo compensan con ilusión, ganas, talento, ese escuchar en cada momento para mejorar y seguir aprendiendo. Es una de nuestras fortalezas: aunque seamos jóvenes, todo el grupo está implicado en mejorar día a día. Es lo que nos ha hecho llegar hasta aquí.
Alguno de los jóvenes, como Miguel Carvalho, ya triunfa sin embargo en la Selección Sub-17.
Está claro. La cantera goza de buena salud en ese aspecto, y no solo en el Juvenil sino en categorías inferiores como Cadete. Tener internacionales también nos ayuda a que los jugadores tengan experiencia en competiciones parecidas a esta Copa del Rey, con mucha exigencia, y seguro que lo aprovechamos.
De más de 120 contendientes en la Copa, ya están entre los dos primeros…
Por eso hay que darle mucho valor, porque estamos luchando con los mejores equipos de España, con las mejores canteras, con jugadores muy preparados física y condicionalmente, muy buenos cuerpos técnicos… Es algo muy complicado de conseguir, y más con la juventud de nuestro equipo.
El Real Madrid, rival en la final, ¿era a priori la bestia negra?
Había equipos con muy buenos números, como podía ser el Celta (al que derrotaron en semifinales por 3-0) o el Betis, que era el que menos goles había encajado de todos los grupos. Pero somos conscientes de que el Madrid tiene una gran capacidad de captación y a nivel individual tiene a los mejores jugadores. Pero en fútbol no es tener a las mejores individualidades sino llevarlo a un colectivo y en beneficio siempre del grupo. Esa es nuestra opción para competir la final y poder ganarla. La clave es que el equipo entienda la idea, vaya hacia el mismo lado, sepa lo que tiene que hacer.
Bruno Iglesias lleva 18 goles y 18 asistencias esta temporada. ¿Cómo se frena a un talento así?
Con ayudas, con una buena fase defensiva, dejando pocos espacios que puedan aprovechar tanto Bruno como otros jugadores. Nos van a exigir mucho, como nos exigió el Celta, a estar juntos, no dejar espacios, a elegir muy bien los saltos de presión. Es nuestro planteamiento para que el rival no se sienta cómodo y no cree ocasiones.
¿Prevé un escenario como el de la semifinal, con paciencia, ir madurando para asestar el golpe en el tramo final?
Puede darse así, pero el fútbol a veces es imprevisible. Sí es probable que al inicio nos tengamos mucho respeto y sea parecido al partido del Celta, pero los goles cambian dinámicas. Tenemos que estar preparados para cualquier escenario.
¿Le han hecho de espías Armand Vallés y Lisardo Antequera, que estuvieron en el Real Madrid?
Sí, ellos conocen bastante la plantilla del Madrid a nivel individual. Nos han podido dar alguna pista y consigna de los jugadores que podemos aprovechar. Y luego está lo que hemos visto de su semifinal y de partidos anteriores. Con todo ello haremos el plan de partido, para utilizarlo de la mejor manera posible.
Se ha hablado mucho de Carlos Alemán, presuntamente enfrentado al club porque no acaba de renovar, pero en la semifinal jugó. ¿Es uno más?
Sí, para mí siempre ha sido uno más. He contado con él o no en función de lo que creíamos. Todas las decisiones que a nivel de convocatoria desde principio de año se toman junto a la coordinación, es nuestra manera de trabajar.
Lleva usted desde 2004 en el Espanyol. ¿El secreto es la perseverancia?
Lo valoro mucho. Me siento un privilegiado por haber estado todos estos años en el Espanyol, en lo que considero mi casa. Es muy difícil mantenerse porque mucha gente quiere estar donde estamos los entrenadores del fútbol base, pero me lo he tomado siempre con mucha calma, con paciencia. Poco a poco me han ido llegando oportunidades, y ahora valoro muchísimo estar en el Juvenil A.
En esos inicios en la Escola, llegó a entrenar a Óscar Melendo, ¿verdad?
Sí. En mi primer año ya coincidí con Óscar. Me sorprendió ya con seis añitos, que el balón le llegaba por las rodillas pero cómo manejaba, cómo giraba, cómo lo pisaba. Tenía ya mucho talento. Es un jugador diferente, se le notaba incluso con temprana edad.
También tuvo a Adrià Bernabé.
Tuve la suerte de entrenarlo en prebenjamín y en su último año, en el Alevín A. Era alguien que entendía el fútbol de una manera muy distinta siendo tan pequeño. No hacía falta explicarle dónde estaban los espacios porque él era capaz de verlo desde dentro. Tenía un talento especial. Y ahora, por suerte, tras unos problemas de salud ya está destacando en el Parma y seguro que dará que hablar.
¿Cómo se unifica en el Espanyol el modelo de juego entre el primer equipo y peldaños inferiores, como el Juvenil A?
Hay unas directrices generales que intentamos seguir, para que esos jugadores que están cerca de dar pasos hacia el filial y el primer equipo tengan ya la experiencia de cómo se puede jugar en Primera. Intentamos formarlos en esas situaciones. La dirección también nos da libertad para cambiar estructuras o comportamientos, porque es importante que todos se formen y conozcan diferentes situaciones. Las consignas de lo que deben dominar los jugadores son muy claras.
De esta hornada, ¿ve a muchos jugadores con proyección para ser profesionales?
Creo que sí. Es muy difícil, y el porcentaje se reduce mucho cuando están cerca de la elite, pero hay varios jugadores que con paciencia y oportunidades pueden llegar a Primera División, a consolidarse incluso en el primer equipo y a ser piezas importantes. No apostaré por nombres, pero por talento, humildad, sacrificio y esfuerzo, cualquiera puede llegar a ser profesional. Es su sueño y por lo que nosotros también peleamos. Vienen buenos jugadores para llegar al primer equipo.
¿Conquistar esta Copa, finalmente, sería la guinda a 18 años de Xavi Corominas en el Espanyol?
Sí, desde luego. Es la competición más importante que he disputado en el fútbol base. La más importante a nivel estatal en la etapa juvenil. Le doy mucho valor, también el cuerpo técnico y todo el club. Estamos muy ilusionados, con humildad pero también con ambición, para competir e intentar ganar.