El tiempo ganado por Simeone

La necrológica europea del Atleti llevará aparejado un debate durante días. ¿Por qué no jugó todo el rato como en el segundo tiempo? La discusión acusará a Simeone por lo visto en el Etihad, pero habría que considerar que el Atleti posiblemente estuvo en disposición de superar la eliminatoria en todo momento por el planteamiento del técnico argentino. Resistir en el Etihad, sacar la cara en el Metropolitano. Le costó en la primera parte porque no clausuró los pasillos interiores, desconectó su presión y permitió las recepciones de Bernardo Silva y De Bruyne a los lados de Koke o Lemar. Los desmarques de Cancelo a la espalda de Griezmann y Llorente y la superioridad individual de Mahrez sobre Lodi pusieron también en un brete a los de Simeone. En ese escenario Rodri administró la posesión de los de Guardiola con pulcritud. Eligió bien, arriesgó cuando debía y dio sentido al juego. Aun así, el dominio inicial del City fue replicado por las actuaciones soberbias de Savic, Kondogbia y Reinildo. Las tres figuras defensivas principales del Atleti arreglaron situaciones de emergencia y apañaron la seguridad colectiva.

El viento de cambio llegó tras la reanudación. El Atleti se agrandó y al City le entró el miedo a perder. Llevó a la duda a los de Guardiola. Simeone ordenó apretar filas más arriba, achicar los espacios entre líneas y asumir más riesgos en el posicionamiento medio del equipo. Bajo este guion, el Atleti avanzó su presión y el City se victimizó demasiado rápido. La pelota le quemaba y los desplazamientos en largo de Ederson caían siempre de lado rojiblanco. Cada vez se sintió mejor el Atleti, que creyó que era posible. Las entradas de Carrasco, De Paul y Correa contribuyeron a su alegato ofensivo, más vertical y rompedor, con mayor energía. El estilo esta vez vestía de rojiblanco ante un adversario intimidado e irreconocible. El Atleti llenó el área, se empleó en cambios de lado a lado y escarbó en la zozobra inglesa con una honestidad elogiable. No le alcanzó, sin tino en el remate, pero fabricó esperanzas que al principio de la eliminatoria pocos podían tener. Por méritos no fue peor que el City, algo impensable cuando se sorteó el cruce. La escenografía justifica el plan de Simeone, que ganó tiempo y que pudo ganar un pulso que estaba claramente desequilibrado.

Presión agresiva

El Atleti cambió su postura sin balón en el segundo tiempo y procuró ahogar la salida del City. Koke adelanta su posición para emparejarse con Rodri. El agobio al que le sometió el equipo de Simeone obligó a Ederson a jugar demasiado en largo.