Que pase el siguiente
Gracias, Bernabéu.- Cuando el vigente campeón de Europa se pone 0-3 y tú estás con una defensa teóricamente de urgencia (Lucas de lateral, Carvajal de central y Marcelo de tres) los que no saben de qué va esta película de ciencia ficción podrían pensar que al equipo de Ancelotti le iba a caer la del pulpo con una derrota humillante y sonrojante. Pero entonces no estaríamos hablando de la Trilogía que convierte a este club en una leyenda interminable. Unifiquen esta ecuación que alcanza la excelencia: Real Madrid, Champions y Bernabéu. Los tres juntos se convierten en una aleación indestructible. Da igual que pase por aquí el equipo de los petrodólares y los millones por castigo (el PSG fue reducido a cenizas en 17 minutos de locura) o que pase el equipo armado por Abramovich, antes de su sanción, a golpe de talonario con muchos ceros a la derecha. Cuanta más alta es la montaña a escalar, menos oxígeno necesita el Madrid para hacer cumbre. Con el 1-3 a favor este equipo no se maneja. Sufre con el viento a favor. Necesita sentirse salmón y nadar río arriba. Por eso y con 0-3, estos héroes de blanco olieron la sangre. El Chelsea ya se imaginaba llenando los tabloides ingleses con una hazaña en su primera visita al Bernabéu en toda su historia. Por eso, cuando Modric dio su pase master-class con la trivela y Rodrygo puso el 1-3, se encendió la licuadora de este estadio mitológico y el Chelsea empezó a sentir el pánico, la zozobra, la angustia, el miedo que ya paralizó en su día a Messi, Neymar y compañía. El 1-3 fue el salvavidas que levantó a la grada y enloqueció los decibelios de un Bernabéu que se sintió en su salsa. Por eso hay gente que se gasta 300 euros por una entrada. Solo 60.000 pueden decir orgullosos: "Yo estuve allí".
Modric, el 'boss'.- Cuando Ancelotti sacó la muleta, se la echó a la izquierda y decidió cambiar el rumbo de las cosas, tuvo el coraje de cambiar a dos pesos pesados de la Santísima Trinidad (Casemiro y Kroos) para meter energía con Camavinga y Rodrygo, dos críos que no tienen miedo a nada. Esa energía, con ‘Papá Pitufo’ Modric al mando, volcó el partido con las idas y vuelta de Valverde y Vinicius rompiendo líneas y Benzema, el Rey León, agazapado esperando su momento. Así llegó su gol salvador en la prórroga, con otra asistencia mágica de Vini. Ahí enloqueció el Bernabéu y enloquecimos todos. Ese 2-3 parecía un milagro, pero con nombres y apellidos. Este equipo inmortal tiene un grandísimo entrenador y unos jugadores que llevan pegado el escudo a su corazón. Con esta gente se puede ir al fin del mundo. De momento, a las semifinales de Champions. Que pase el siguiente...
12 de abril.- Un día interesante para la cultura madridista en Europa. Fue hace justo seis años, el 12 de abril de 2016. El Wolfsburgo venía de ganarnos 2-0 en campo alemán y tocaba remontar en el Bernabéu. Y se hizo a lo grande con un hat-trick imperial de Cristiano. Mes y medio después el Madrid de Zidane ganaba la Undécima en Milán, ante el Atleti del Cholo, y Zidane escribía el primer capítulo de su trilogía mágica en la Champions.
Afición eufórica.- En una noche tan feliz y gozosa no me olvido de Antonio, de la peña Gáldar Blanco de Gran Canaria, de Manolo Mestre, de la peña Eurodís de Picanya, de Vigui y su buena gente de Santomera, de Roque, de la peña ‘Sentimiento Vikingo’ Ciudad de Lepe, de Paco ‘El Candiles’ de Cúllar-El Gatar y de los vikingos irreductibles de la peña El Morell de Tarragona. Sois invencibles.