De punta en blanco para la gran noche
El Madrid descolgó una fecha más del calendario, sin el menor problema. Está enfocado, después del patinazo con el Barça. Visto con tres semanas de perspectiva, la derrota no le ha desestabilizado en las dos carreras que mantiene. En Stamford Bridge jugó una maravillosa primera parte y en la Liga se mantiene firme: victorias contra el Celta y el Getafe, dos equipos opuestos en su manera de entender el juego. El Celta le atacó; el Getafe se defendió del primer al último minuto. A estas alturas del año, el Madrid economiza esfuerzos en la Liga y se exprime en Europa.
La peor noticia para el Real Madrid se produjo en Inglaterra, donde el Chelsea recuperó la energía y los goles, después de sus pésimos resultados con el Brentford (1-4) y el Real Madrid (1-3). El equipo londinense trituró (0-6) al Southampton, que gasta fama de rocoso y nada acomplejado. Si las victorias son vitaminas imprescindibles en el fútbol, las goleadas multiplican su efecto.
En la Premier League, el Chelsea avisó al Madrid de su capacidad de combate. El Madrid llegará al partido con ventaja, sin el peso de las angustias en el campeonato español y con algunos jugadores a todo gas. Fede Valverde fue titular en Stamford Bridge, repitió frente al Getafe y será un fijo contra el Chelsea. Ha encontrado el golpe de pedal, quizá porque se le ha abierto la puerta en el carril derecho, donde el casting de Ancelotti -Asensio, Rodrygo, Hazard y Bale- no ha servido para acreditar a ninguno de los aspirantes.
Valverde enchufa energía, zancada y la media distancia en los remates. Añade recorrido y un elemento más al medio campo. Lo agradecen los más veteranos. El rendimiento de Modric y Kroos ha sido impecable en términos generales, pero no son de chicle. Han sufrido en algunos de los últimos partidos y necesitan respirar. Ancelotti les concedió vacaciones frente al Getafe. Valverde ocupó el puesto de Modric y Camavinga, el de Kroos. Obtuvieron buena nota.
Benzema no disputó el Clásico, y se notó demasiado. Su influencia es la que se corresponde con su categoría de gran estrella. En estos momentos, Benzema es al Real Madrid lo que Messi y Cristiano Ronaldo fueron para sus equipos en los mejores años de su trayectoria. Su autoridad en el equipo resulta tan visible como el temor que provoca en los rivales. Difícil, quizá imposible, encontrar un futbolista mejor en el mundo.
Aunque Benzema no marcó, el Madrid no necesitó de sus goles para superar al Getafe. A la izquierda del francés, Vinicius empieza a mirar de lejos su pasado en el Madrid. Se le siente en cada partido, y de mil maneras diferentes. Ya está más que probada la sociedad que forma con Benzema, combo inesperado que ha resultado decisivo en la cabalgada del Madrid en la Liga y en la Copa de Europa.
Vinicius ha dejado claro que está en el Madrid para quedarse durante mucho tiempo. Su salto es espectacular. Su rendimiento en las primeras fechas de la temporada abrió un debate: ¿era un brillo circunstancial o estaba emergiendo un fenomenal delantero? El algodón no engaña. Cuando Vinicius mantiene o acrecienta su importancia en cada partido, la discusión está cerrada. Vinicius es cosa seria.