El Málaga, un lobo con piel de cordero
No es que me produzca un miedo excesivo el choque de mañana en La Rosaleda, no. Lo que verdaderamente me produce es pánico. Es un partido peligrosísimo por dos razones fundamentales. La primera por el riesgo existente de relajación involuntaria en el Real Valladolid. Los andaluces llevan más de cuatro meses sin ganar en su estadio y coquetean con el descenso. Parecen, a priori, un rival asequible para volver a ganar y eso puede producir un exceso de confianza en los blanquivioletas. No es la primera vez que les ocurre. Y el segundo aspecto que no me agrada es el ambiente que están creando para este partido y que se verá en La Rosaleda, además acrecentado con el efecto de entrenador nuevo tras la llegada de Pablo Guede. Son condicionantes muy peligrosos que obligan a Pacheta a tener muy activos a sus futbolistas que deben afrontar el encuentro como afrontaron, por ejemplo, el de Tenerife. Un rival supermotivado, necesitado y con mucho público a su favor. En Tenerife lo resolvió muy bien el Valladolid. Si mañana también lo hace, el fin de semana que les deja por delante a Almería y Eibar va a ser interesante de degustar.
Quedan ocho partidos, ocho finales, 24 puntos en juego que hay que tratar de sumar. No hay margen para fallos, no se puede bajar la intensidad ni cometer errores impropios de la situación. De los candidatos al ascenso, aquel que mantenga un ritmo alto hasta el final y que menos errores cometa alcanzará el objetivo. Coincido con el técnico blanquivioleta, no se puede pensar más allá del próximo partido. No se puede especular con nada pensando en lo que luego vendrá. El Valladolid tiene la sartén por el mango al ir delante en la clasificación y eso es algo que no se puede perder. Por eso es fundamental pensar en lo importante que es el partido de Málaga en el que hay que dar el cien por cien, igualar en intensidad al rival y después imponer la mayor calidad.
Y llega el Valladolid a Málaga con la baja de Óscar Plano. Se trata de un jugador que no brilla en exceso pero que aporta cosas que los entrenadores valoran. Es, por tanto, una baja muy importante. Pero hay fondo de armario de sobra para que no se note su ausencia. La gran duda es saber si el entrenador burgalés insistirá con los tres hombres en el centro o apostará por los dos extremos al uso y dos delanteros. Intuyo que esa es la gran duda que asalta a Pacheta. Aguado y Roque han sido vitales toda la Liga pero ahora Monchu demuestra que merece jugar. Abriendo el campo con Plata y Toni el equipo juega mejor y también Sergio León aporta mucho cuando está en el campo junto al goleador Weissman. Y además Anuar está en un gran momento y siempre ayuda. Pero todos no pueden jugar a la vez. El problema lo debe resolver el entrenador y sin equivocarse. De ese acierto en la elección dependerá gran parte del ascenso al final de la temporada. Mover bien las fichas para que no disminuya el rendimiento global. Esa es la gran cuestión.