Un gol del Castilla sin ‘Sala Brumosa’

Se lleva hablar mal de los cuñados, pero yo tengo uno, viejo aficionado, que me manda mensajes interesantes durante los partidos, cosa que quiero agradecerle desde aquí. Hace poco me aportó un acierto lingüístico que pienso explotar de lo lindo: la ‘Sala Brumosa’. Es su forma de aludir a la sala VOR, donde dos señores vestidos de árbitros manejan con auxilio técnico hilos invisibles con los que tejen y destejen doctrinas de protocolo. Ahora sí, ahora no. Y ya no sabemos cuándo tienen que echar una mano al árbitro (a veces al cuello), igual que no sabemos qué es mano y qué no. A cambio sabemos bien qué es fuera de juego por el pelo de una gamba.

‘Sala Brumosa’, sí. Me gusta. Pero he aquí que el otro día la misma persona me advirtió de la inconcebible anulación del gol del Castilla ante la Balona. Me cuidé de verlo después y lo recomiendo. Descartada la venalidad, que hay que descartarla, sólo cabe pensar en falta de concentración. La culpa fue del linier, Ismael Fernández, que levantó impropiamente porque Miguel Gutiérrez estaba habilitado por dos metros cuando chuta su compañero. En explicaciones privadas dice que se confundió con el delantero centro, que por cierto también estaba habilitado aunque no por tanto. Su banderazo arrastró al árbitro, Albert Ávalos, al error de la temporada.

Un gol así lo hubiera revivido sin duda incluso la más brumosa de las ‘salas brumosas’. No es un gol decisivo para nada, el Castilla y la Balona vagan por la mitad de la tabla, pero dado que estaban el Madrid (y Raúl) por medio el caso ha trascendido. Y es para echarse a temblar. Si en Primera y Segunda, con el filtro del VAR pasa lo que pasa, ¿qué no estará pasando en estas categorías que vienen detrás? Me dice Iturralde que lo que se gasta en el VAR cundiría más si se dedicara a mejorar la formación de los árbitros. Me gusta, como en casi todo, ponerme de su lado. Menos tecnolatría, menos ‘salas brumosas’ y mejor preparación de la clase arbitral.