Márquez no se cae por loco
El tercer episodio de los problemas de Marc Márquez con la visión doble hacen que la cabeza me lleve a pensar en el célebre Rocky Balboa, personaje al que en un momento de la saga los médicos y su mujer le piden que no combata más porque tiene el cerebro tan golpeado que cualquier nuevo golpe le podría reproducir daños irreversibles. En el caso del piloto del Repsol Honda, la reproducción de la diplopía no coge a nadie por sorpresa tras la brutal salida por orejas que sufrió en el warm up del GP de Indonesia. Una vez comprobado que no había fracturas, el mayor temor era que pudierase repetir esta lesión, como así ha sido, y ahora está en manos, en base a la explicación que él mismo dio sobre su anterior recuperación, de otro milagro.
Su médico de confianza le ha dicho que apostarán de un nuevo por un tratamiento conservador, sin operación, y ojalá se ponga bueno lo antes posible, no sólo para volver a correr sino, y más importante aún, para poder llevar una vida normal. Eso conllevará tiempo y entre tanto surgirán, si no han surgido ya, voces que digan que Márquez se cae más de la cuenta porque es demasiado valiente o incluso 'suicida'. Pues bien, sepan que Márquez no se cae por capricho ni por loco...
En Mandalika se fue cuatro veces al suelo, lo que son muchas, por buscar los límites para entender mejor su Honda, que es su estilo habitual, y por una faena técnica. Michelin optó por llevar unas carcasas más rígidas para los neumáticos traseros que no eran tan efectivas en las Honda como las usadas en el test de febrero, que lideró su compañero Pol y en el que Marc estuvo cerca de la cabeza y con buenas sensaciones. Ese detalle y el reasfaltado reciente de una parte del trazado cambió el panorama para las Honda en Indonesia y Márquez, en su ansia por seguir delante, lo pagó con cuatro caídas, siendo la última la culpable de esta dichosa visión doble que le hace causar baja sin fecha prevista de vuelta. Otro hubiera cortado gas, pero Márquez siempre lo intenta, y yo se lo agradezco.