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Este leñazo nos salvará la temporada

Han pasado las suficientes horas desde el Waterloo del Clásico como para valorar con templanza lo sucedido el domingo en el Bernabéu. El madridismo seguía de fiesta desde la noche mágica del PSG, continuábamos brindando por el hat-trick de Benzema, en los bares solo se hablaba del próximo cruce europeo con el Chelsea, ya se celebraba el fichaje de Mbappé y el posible de Haaland... Nadie hablaba del partido con el Barça, ni de las graves consecuencias que tendría una derrota ante la tropa de la Xavineta, y menos aún de lo que supondría una debacle ante ese equipo que lucha por la Europa League...

Hemos ido de estupendos, de sobradetes. Nos pareció que este Clásico era como afrontar un Trofeo Bernabéu ante ese eterno enemigo que un día nos ponía en guardia con Messi, Neymar y Luis Suárez y al que ahora veíamos como un equipo de meritorios con el tal Pedri al frente. No fuimos humildes en el concepto ni en la escenificación de lo que supone medirse a aquellos que viven solo para arrebatarnos ese trono que nos hemos ganado legítimamente durante décadas.

Pero hemos aprendido. Aún somos los líderes destacados y estamos vivos en la Champions. Vamos a ganar en Vigo y en Londres y recuperaremos el orgullo madridista. Y, además, vestidos de blanco...