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Un despiporre por no estar Benzema

Una cosa es que el equipo quede mermado en su capacidad goleadora por la baja de Benzema (sólo un gol en los últimos cuatro partidos sin el francés), y otra muy distinta que el cuerpo técnico se deje arrastrar por la sugestión de no contar con él. Hay que estar ahí, dentro de ese vestuario, para tomar decisiones. Ancelotti sabrá por qué rehuye de esa manera tan radical de Jovic (por el que el Madrid pagó 60 millones) y Mariano, pero elegir a cualquiera de los dos de inicio parece que era, a toro pasado, la solución más fácil. O al menos la más razonable. Lo de poner a Modric en punta terminó por despistar de tal manera al equipo que la noche bien pudo acabar en tragedia. “Es mi culpa”, dijo Ancelotti, asumiendo también su segundo gran error, dejar una defensa de tres al principio de la segunda parte.

El técnico ha probado de todo cuando le ha faltado Benzema. Asensio, Isco, Bale... hasta el menudo croata, que asumió su extraño rol con profesionalidad y se dejó la piel presionando a los centrales una y otra vez. Pero al mismo tiempo, esa carencia de no tener un sustituto de garantías para el delantero francés da más mérito aún a lo que está haciendo el equipo esta temporada. LaLiga sigue estando en el bolsillo y el equipo luce en Champions entre los ocho mejores de Europa. No se puede hacer más con menos. La temporada que viene otro gallo cantará. Mbappé resolverá ese problema de un plumazo.