Ojeriza provocada a Vinicius
Las vejaciones e insultos racistas que ha sufrido Vinicius en algunos partidos no hacen sino demostrar que el virus de la xenofobia violenta sigue presente en nuestro fútbol, como han tenido que sufrir también otros jugadores como Akapo, Williams o el chaval Peter en la Youth League. Erradicar esa lacra va a costar, máxime cuando algunos clubes todavía coquetean con algunos grupos de delincuentes que tienen en sus gradas.
En el caso del brasileño del Madrid, aparte de que el color de su piel moleste a esos malcriados, se está viendo que su estilo de juego provoca reacciones adversas en los rivales y que éstas se transmiten a la grada. Indudablemente la verticalidad y rapidez del extremo lo convierten en un jugador difícil de parar y va a sufrir más faltas que otros futbolistas de diferentes características, pero estamos viendo comportamientos exagerados y reprobables en algunos rivales.
Más allá de las faltas, los reproches y broncas ostensibles que algunos rivales le echan al brasileño lo señalan ante el público rival. En realidad, le ponen en la diana, y ahí aprovechan los racistas para pasar al insulto y la humillación. Vinicius no es un santo y tiene que desterrar algunos comportamientos, pero los rivales tienen que evitar convertirlo en el muñeco de pimpampum de los racistas que desgraciadamente siguen pululando en nuestro fútbol. Hay que defenderlo, nada más.