Benzema refuerza su trono
Si Mbappé, que es buenísimo, quiere ser el líder indiscutible del Real Madrid del futuro se tiene que pegar desde el primer día en que se vista de blanco a su amigo Karim y tomar apuntes sin parar. En la remontada más apoteósica de las últimas décadas de la competición, el capitán sacó lustre al brazalete con un triplete para la Historia. Cuando el PSG se estaba paseando por el tapete del Bernabéu fue el único, junto con el eterno Modric, en parecer tener el orgullo y la rebeldía suficientes como para intentar revertir la situación.
Su presión imposible a Donnarumma provocó el cambio de chip, el inicio de una comunión con el público que más ruge en esta competición y los cracks del equipo francés parecían chupetines empequeñecidos. Benzema afiló el colmillo y sujetó a su presa hasta que la dejó sin conocimiento. Fue el protagonista principal de una maravillosa locura, de un éxtasis que perdurará para siempre en la retina de todos los madridistas.
Sus tres goles perdurarán para siempre, pero su capacidad de liderazgo y su valentía y pulmones para ser el hombre más adelantado en la presión fueron el inicio de todo. En la ida jugó cojo y el equipo no lo pudo superar; en la vuelta le enseñó al mundo que para ser líder en el Real Madrid no es suficiente solo con ser muy bueno. Hay que serlo y demostrarlo todos los días, en todos los partidos y en cada entrenamiento. Y Benzema está desde hace ya varias temporadas en ese punto...