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LaLiga es una pérdida de tiempo, literalmente

En el fútbol se dan dos tipos de calambres: los musculares y los del minuto 90 con marcador a favor por la mínima. Los primeros resultan muy dolorosos para el futbolista, los segundos para el aficionado. Así, partido tras partido, se escuchan por los estadios semblanzas de citas evangélicas, con invocaciones a la resurrección de Lázaro de Betania. Aunque el "levántate y anda" se suele transformar en la grada en un "anda, levántate", con algún descalificativo detrás.

El arte de perder el tiempo sobre el césped se ha ido perfeccionando con el paso de los años: cómplices recogepelotas, entrenadores que agotan los cambios y de paso agotan al público, jugadores que se lanzan al césped en plancha cuando el marcador agoniza, porteros que cogen carrerilla desde el vestuario para hacer un saque de puerta, etc. Técnicas de picaresca balompédica que vienen provocando que LaLiga sea la competición de las cinco grandes ligas del continente en la que menos tiempo efectivo se juega: 58:36 minutos. Lo dice el último estudio del CIES Football Observatory. Esto quiere decir que en cada partido de la máxima competición española se pierden, de media, más de 30 minutos de juego. Claro que no ayuda el VAR, con deliberaciones que podrían contar como pausas publicitarias. Tampoco ayuda la natural inercia a repetir lo que ya se ha convertido en costumbre.

En agosto advertía Pellegrini, después de un encuentro frente al Cádiz lleno de interrupciones, que habría que hacer "un esfuerzo entre árbitros, técnicos y jugadores para que la Liga española no sea esta vergüenza". También un árbitro, Carlos Velasco Carballo, daba la voz de alarma durante una charla que ofrecía a los entrenadores antes del inicio del campeonato. LaLiga pierde atractivo y arraigo, no sólo por el éxodo de grandes nombres o por la diversificación de horarios, también porque falta gol, y también, aunque sea menos evidente, porque el juego se para demasiado sin que nadie repare en ello. Estos dos últimos puntos están, de hecho, íntimamente relacionados.

Ver el fútbol es una de las formas más hermosas y nobles de perder el tiempo que existen, pero convendría procurar que el que pierda el tiempo durante un partido sea sólo el aficionado.