Un carril en la Liga, un arcén en Europa
Pasaron cuatro días del suceso de París –el Madrid sufrió heridas de pronóstico reservado en su aparatoso accidente– y Ancelotti envió un mensaje contundente en el partido con el Alavés. Estos son los míos, vino a decir. Esto es lo que hay, pensarán otros. El caso es que jugaron los mismos que perdieron con el PSG, salvo Toni Kroos, plaza ocupada por Valverde, el centrocampista de guardia en la plantilla. Es el primero que entra cuando descansa uno de los tres titulares. Con el mismo equipo que en París, el Madrid regresó a su carril en la Liga y venció.
Hace tiempo que no se pueden extraer consecuencias de esta clase de partidos. El Madrid encabeza la clasificación porque es el mejor equipo del campeonato y el que se encuentra más cómodo en la competición. Rara vez se le exige una velocidad diferente a la que maneja y le sirve para navegar sin apenas tensiones por la Liga. El Alavés no fue diferente a la inmensa mayoría de sus rivales. No dispone de los recursos, de los futbolistas, en definitiva, para llevar por el arcén al Real Madrid.
El Alavés resistió, se empleó con la máxima dedicación, se esforzó en su resistencia y se apuntó alguna oportunidad clarísima. Con empate a cero y el público cada vez más inquieto, Pere Pons desaprovechó una concesión de Asensio y la respuesta fue inmediata. Típico en esta clase de partidos en el Bernabéu. Asensio contestó con un remate extraordinario, también típico en un jugador que hace trigonometría en los disparos. La potencia, la dirección, la parábola, todo resultó perfecto en su tiro.
Un minuto antes, Asensio escuchó silbidos por su error, quejas del público que se dirigían por elevación al equipo. Discurría el segundo tiempo y el empate comenzaba a inquietar al personal. Poco después, marcó Asensio y después Vinicius. Benzema terminó la faena con el tercero, de penalti. Sin novedad, por tanto. El Madrid se mantiene firme en el liderato y su hinchada no sabe muy bien qué pensar del equipo.
El partido de París dejó graves motivos para la preocupación, que difícilmente se resolverán en la Liga, donde el Madrid se mueve con escasos contratiempos. A nadie se le escapa, sin embargo, que el equipo depende fundamentalmente de un reducido grupo de jugadores. Se observa jornada tras jornada en las alineaciones de Ancelotti. No dejará margen a la improvisación en la Liga porque así lo dictó su experiencia en las primeras jornadas, las más irregulares del Madrid y las de alineaciones más variadas.
La Liga no tiene el glamour de la Copa de Europa, no en estos últimos años, desde luego, pero su efecto es devastador cuando las cosas se ponen feas. Es el alimento cotidiano de la gente, el lugar donde los aficionados expresan su entusiasmo o sus decepciones. Un ambiente tranquilo en la Liga es como jugar en Baden Baden. A eso se dedica este Madrid reiterativo en las alineaciones y en los resultados, aunque el veredicto general, y el de la dirigencia en particular, se establecerá en el otro escenario, el de la Liga de Campeones. Mientras tanto, no está nada claro que el carril del Madrid en España le sirva en Europa.