El Atleti de Simeone volvió a interpretar otro tratado de impotencia (¡y van unos cuantos!) ante el Levante. Los rojiblancos no tiraron entre los tres palos en todo el partido y el colista les ganó en buena lid. No hay excusas. Ni las numerosas bajas pueden esgrimirse para justificar otro partido desastroso que esta vez no se arregló en los últimos minutos. Simeone dice que está muy tranquilo, que mientras los demás se inquietan, él mantiene la calma. Una pose de cara a la galería porque si realmente está tranquilo significaría un pasotismo preocupante. Ir a hacer una entrevista a El Hormiguero el último día del cierre de mercado no va en consonancia con la obsesión por el fútbol de la que hace gala en su documental.

Simeone debe tomar las riendas para sacar al equipo de esta situación. El Cholo debe arremangarse entre semana porque solo lo hace los días de partido en el hotel. En los últimos días está preguntando uno a uno a sus jugadores si están con él. Y en el descanso del Camp Nou les dijo que nadie le iba echar del Atleti. Que se iría cuando él quisiera, escenificando que el que manda en el club es él. Y eso da la impresión. Que es el dueño del Atleti. Y que el Atleti no existía antes de enero de 2012. El dueño tiene que tomar medidas.