A París con sensaciones enfrentadas

Una espléndida segunda parte del Real Madrid no mejoró el resultado habitual en Villarreal. Fue el quinto empate consecutivo entre los dos equipos. Extrañó la ausencia de goles porque abundaron las ocasiones, especialmente del lado madridista. El partido dejó sensaciones encontradas en vísperas del regreso de la Liga de Campeones y el viaje a París, donde se reeditará un semiclásico del fútbol europeo. El balance ha sido favorable al Madrid en sus varios enfrentamientos con el PSG en los últimos años. Esta vez el encuentro excede lo futbolístico. Mbappé y Messi figurarán en la alineación del equipo francés. Por razones diferentes, el foco estará sobre ellos.

Hasta hace poco, la sólida trayectoria del Madrid en la Liga le aliviaba de tensiones añadidas en la Copa de Europa. Su ventaja sobre el Sevilla le proporcionaba un margen de seguridad suficientes para no exprimirse en el campeonato español y afrontar con serenidad la eliminatoria con el Paris Saint Germain. Parecía una Liga cantada, pero el Madrid ha levantado el pedal y el Sevilla no se despista. Cuatro puntos de diferencia es una renta corta. En estas condiciones, empieza a asomar la trascendencia de la visita al Sánchez Pizjuán.

Ir a más. Contra un equipo tan bien acreditado como el Villarreal, el Madrid jugó uno de sus mejores partidos de la temporada. O cuando menos, el mejor medio partido de la temporada. En el segundo tiempo funcionó con autoridad, clase, recursos y muchos remates. Acostumbrado a replegarse cerca de su área, sorprendió en la segunda parte la decidida presión sobre los defensas y centrocampistas del Villarreal. Los cambios (Rodrygo está cada vez más plano) devaluaron las prestaciones en los últimos minutos.

El orden acompañó a la vitalidad y las recuperaciones fueron instantáneas. Desaparecieron los centrocampistas del Villarreal, obligados a achicar agua, y los defensas terminaron aplastados en su área. Se sucedieron las ocasiones, pero no llegó el gol. Con muchos menos méritos, el Real Madrid ha ganado varios partidos esta temporada. El fútbol tiene esos caprichos.

Bale, en una de las acciones que protagonizó en el estadio de la Cerámica el pasado sábado.

Si su juego invitó al optimismo, el resultado aprieta las tuercas del Madrid. El empate confirmó el descenso en su ritmo de goles. Comienza a ganar más puntos por su rendimiento defensivo que por la eficacia de su ataque. Desciende el número de goles anotados pero el promedio de goles encajados no sufre, en gran medida por la tremenda respuesta de los centrales. Militao y Alaba demuestran una sintonía casi perfecta. En Villarreal, el defensa brasileño fue de nuevo infranqueable. Desactivó al veloz Danjouma con una facilidad pasmosa.

Pesa la ausencia de Benzema en todos los capítulos, también en el capítulo de los goles, donde su autoridad estuvo cuestionada en épocas anteriores. Ahora es la mejor garantía como rematador en el Real Madrid y en el campeonato español. En busca de un sustituto potable, Carlo Ancelotti siguió con su casting y eligió a Gareth Bale, que regresó al equipo después de una larguísima estancia en el frigorífico.

Sin las obligaciones defensivas que tanto le molestan cuando juega en la banda derecha, Bale es perfectamente aprovechable como rematador. Veloz, potente, buen chutador y cabeceador, Bale es una apreciable alternativa como especialista, aunque no encaje en el modelo colectivo del equipo madridista. Contra el Villarreal, fue un cuerpo extraño en el juego y un actor principal en el remate. Sus escasas intervenciones produjeron pánico en la defensa del equipo levantino. A falta de Benzema, Ancelotti repetirá la fórmula Bale en más de una ocasión.