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El difícil ejercicio del equilibrio y la pérdida de dos puntos

El Real Valladolid perdió dos puntos en Fuenlabrada (0-0). Con todo el respeto al equipo madrileño, los pucelanos pecaron de pardillos y regalaron media hora en la segunda parte que le costó la victoria y el puesto en la zona de ascenso. Los de Pacheta entraron demasiado en la guerra de guerrillas que propuso en ciertos momentos el conjunto madrileño, no entendió que los parones de ritmo le perjudicaban y en cada minitangana se le escapaban entre las manos los puntos. Tampoco ayudó el técnico, más político que nunca. La titularidad de Anuar tiene un pase, la ausencia de Monchu, Plata y Sergio León hasta el minuto 70, no, salvo el equilibrio del vestuario. El entrenador tardó demasiado en agitar la botella y se quedó sin tiempo.

Una paz en la caseta, por cierto, muy en entredicho después del sainete entre Roque Mesa y Weissman para lanzar el penalti que, al final, no se tiró. No se entiende que en un equipo profesional, un conjunto que pelea por volver a Primera, no esté designado el tirador. Entre la confianza en los jugadores, la autogestión y la dejadez hay una línea muy estecha. No fue nada edificante la escena entre el canario y el israelí a quienes tuvieron que separar El Yamiq y Plano.

Pero lo cierto es que al Pucela se le escapó la victoria porque el equipo parece haber estirado la manta para taparse mejor los pies y, de hecho, suma 601 minutos sin encajar, lo cual es estupendo, pero no le alcanza para marcar goles y ganar partidos porque en los últimos seis encuentros no encajó, pero sólo marcó cinco goles. La nueva pareja Cristo-Weissman no parece entenderse. El israelí se veía muy cómodo con Sergio León, pero no con el canario, lo que supone un problema ya que el máximo goleador del equipo lleva cuatro jornadas sin mojar, más de un mes. Y en vez de fomentar sus fortalezas, desde el banquillo se favorece la presencia de Cristo tan participativo, como poco efectivo. Difícil de entender.

Todavía quedan 16 jornadas, pero es el momento de afinar con las decisiones, de terminar con las pruebas. Lo que sale bien no debería tocarse y de una alineación que conocíamos de memoria hemos pasado a una sorpresa cada día que no va a en beneficio del equipo. No es hora de experimientos y sí de apoyarse en seguridades.